RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 12 de junio de 2014

MARTES 10: CON MERCHE DE MENOS A MÁS

El lunes no hubo entreno, y es que me venía bien descansar y además tenía obra de teatro de fin de curso de Jorge (es increible que pase a la ESO). Pero el martes, después del trabajo, no nos libramos ni Mercedes ni yo. La tarde estaba plomiza, llena de nubes y con bochorno; yo no tenía muchas ganas de correr, pero mi mujer aún menos, sin embargo hicimos de tripas corazón y del acto una obligación, de forma que nos fuimos por la Carretera de San Carlos del Valle para coger luego un camino que lleva al Peral. A los 20 minutos de comenzar empezamos a realizar cambios de ritmo, y el primero no estuvo mal, pero en el segundo, en cuesta, mi mujer dijo basta y se paró, algo inusual, pero es que se encontraba sin fuerzas. Tras convinarle a que continuásemos reanudamos la marcha y la verdad es que en el resto del entreno hablamos ya poco, enfadados por la situación. A la vuelta el terreno era cuesta abajo y ella fue administrando el ritmo, aunque pude ir comprobando como cada vez apretaba más. De hecho el último kilómetro fue muy fuerte, calculo que en 4´30´´, y nunca le había correr tan rápido. Por lo menos el entreno tuvo final feliz, a pesar del problema del cambio de ritmo, y es que algunos días laborables se hace muy difícil sacar entrenos de calidad.

Nos salieron unos 9500 metros en unos 55 minutos de sesión.


1 comentario :

  1. No todos los dias son iguales, continuar y finalizar el entrenamiento con buenas sensaciones, compensan.

    Saludos, Emilio Díaz.

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