RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 19 de enero de 2014

SÁBADO 18: COMENZANDO BIEN LA SEMANA CON 25200 METROS

Las aguas volvieron rápidamente a su cauce y ayer sábado pude disfrutar de un buen entreno y sin sobresaltos ni problemas. Me fabriqué un circuito en la que gran parte del mismo era totalmente desconocido para mi, y resulto ser algo durillo pero también bastante bonito. 25,2 kilómetros yendo de partida por el Camino del Pozo de la Serna, para coger luego hacia el Norte otro camino y regresa al oeste derivando en la Carretera de San Carlos del Valle cerca del Paraje de las Aguas, y de ahí hacia casa. Una vez desechadas las NB 890v3, para evitar más problemas en el tibial, me calcé las Adidas Kanadia, que son zapatillas de trail y lentas donde las haya, pero que a mis piernas les van genial. Salí a eso de las 11:15, a un ritmo no muy alegre, pero al menos sí lo suficientemente vivo como para, de ser mantenido, resultar un buen entreno. Calculo que iría a 5´10´´ 5´20´´, y pronto pude comprobar como había bastantes repechillos a la ida. El tibial no me molestaba y mucho menos lo hacían los isquios, que si Dios quiere espero que esta sea una de las últimas veces que los nombre en mi blog. También había soltura en mi correr, lo cual me alegró un montón. Cuando llevaba unos 11 kilómetros comencé a notar cosas raras en el tibial, pero pronto esas minimolestias desaparecieron y seguí corriendo con buenas sensaciones, devorando kilómetros como hacia tiempo que no recordaba. Pasé por las Aguas con 19 kilómetros en la buchaca y fue allí donde sentí algo que no esperaba: un malestar digestivo en forma de nauseas que invitaban a vomitar. Desde ahí hasta el final tuve que convivir con este inconveniente que desde luego me amargó bastante el final del entreno, hasta tal punto que me rompió el ritmo. Ya llegando a casa las ganas de vomitar eran irrefrenables, de forma que en frente de mi puerta no pude aguantar más y allí mismo lo hice, aunque como no había desayunado mucho, se trató de jugos gástricos más que otra cosa.

Tras estirar pude comprobar que no estaba apenas cargado lo cual indica una mejora respecto a la semana anterior.


2 comentarios :

  1. Buen entrenamiento Javier, a pesar de los problemas gástricos.

    Saludos, Emilio.

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    1. Sí, los problemas creo que vinieron por no haber desayunado suficiente, porque en seguida me entró un hambre considerable

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