RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 3 de enero de 2014

LUNES 30 y MARTES 31: LA AVENTURA DE ALDEADUERO

Como suele ser costumbre en mi familia, tocó despedir el año en algún sitio de nuestra geografía española, a poder ser rodeados de naturaleza. La candidata elegida en esta ocasión fue El Parque Natural de Arribes del Duero, una zona I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E, casi tanto como desconocida por la mayoría. Además, tuvimos la suerte de encontrar un alojamiento estupendo, donde nos trataron a cuerpo de rey, donde no se les puede poner ni un sólo pero y con una relación calidad-precio inmejorable: Aldeaduero (complejo turístico en pleno corazón del parque natural).

El lunes lo ocupamos en gran medida en el viaje. Salimos tarde de casa por cuestiones laborales, y comimos unos sandwiches entre Toledo y Ávila. A eso de las 18.00 horas llegábamos a Aldeaduero, el antiguo poblado de trabajadores de la Presa de Saucelles, ahora reconvertido en un magnifico lugar de ocio. Dimos un paseo por la zona y nos quedamos impresionados con el paisaje. Tras esto cenamos en el chalecito que nos asignaron, al que no le faltaba de nada, y ¡a dormir!, que al día siguiente teníamos una jornada apretada. Tras desayunar, nos fuimos al Aldeávila del Duero, donde parte un barco que hace un recorrido impresionante por el Duero y sus impresionantes cañones, y donde la orilla derecha es Portugal y la izquierda es España;, nos lo pasamos genial. Después comimos en el pueblo, no mucho, porque había que hacer hueco para la cena, y antes de regresar, nos pasamos por el Mirador del Fraile, unos de los muchos sitios con vistas para el recuerdo. Una vez de vuelta en Aldeaduero me puse los trastos de correr y subí desde donde estábamos alojados hasta Saucelle, un pueblo que está a unos 11 kilómetros, aunque no llegué hasta el mismo, sino que hice unos 7,5 kilómetros de ida, con una pendiente media de casi el 8% (desde los 166 metros de partida hasta los 611 metros donde dí la vuelta).



Llovía y era noche cerrada, pero disfruté mucho, salvo por pero que he de poner debido al miedo de recaer en la lesión. La subida fue lenta, no forcé, pero en la bajada me dejé llevar un poco y llegué bastante cargado abajo. Finalmente salieron 15 kilómetros hechos en 1 hora y 40 minutos. Lo peor fueron las sensaciones extrañas que tuve después en la zona lesionada, aunque como se ha constatado luego, no he recaído y todo está muy bien según el fisio, el que ha dado ya por concluida mi recuperación.

Tras la jornada de entreno, me duché y nos fuimos a cenar a la hospedería del poblado, donde nos pusieron excelente, exquisita y abundante comida, hasta que casi se nos salió por las orejas. A las 13:30 horas, tras las uvas, acabamos los cuatro dando por terminada la jornada y nos dormimos esperando que el 2014 nos trajese sólo cosas buenas.

Aquí os dejo unas fotos y al final del todo un par de enlaces para los que estéis interesados:





















Ahora sólo queda que los deseos se hagan realidad...

Os lo recomiendo:










2 comentarios :

  1. Me alegro de que la lesión se haya recuperado, tienes todo el 2014 por delante y sin prisas conseguirás tus objetivos. Gran reportaje fotográfico, y por lo que cuentas, un excelente lugar para pasar unos días. Recuerdos para Mercedes, Ines y Jorge.

    Un abrazo, Emilio.

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    1. Gracias Emilio, así es, parece ser que ahora va todo mejor, y ya tan sólo tengo que preocuparme de entrenar, poco a poco subiendo la intensidad.

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