El martes todo fue más sencillo. El malestar fue mitigado con un montón de medicina y aunque no me encontraba del todo bien, me sentía más predispuesto a entrenar. Tras el trabajo me fui al Cerro del Ángel y allí preparé todo para hacer 5 series de 500 metros en cuesta, recuperando en la bajada a ritmo medio. A partir de la segunda todo fue "rodado" y me encontré relativamente bien. Lo peor, la dificultad para respirar con tanta mucosidad y dolor de garganta. Entre calentamiento, series y descalentamiento me salió un entreno majo de más de 12 kilómetros y 1 hora y 4 minutos. Al llegar a casa estiré todo lo bien que pude, teniendo en cuenta que llegué a la hora a la que había que hacer la cena y me tuve que poner rápidamente el delantal, tras una ducha "vista y no vista".
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