RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 17 de junio de 2013

CRÓNICA DE LA II CARRERA DE SAN ANTONIO EN EL VILLAR






















El domingo era un nuevo día de competición y también jornada seudolúdica. En esta ocasión era Mercedes la que iba a correr y a mi me tocaba echar fotos y encargarme de los niños. El escenario: El Villar de Puertollano, una pedanía de esta ciudad. El día transcurrió caluroso y decidimos irnos después de comer. Pasamos por Puertollano a eso de las 17:15, e hicimos una "parada técnica" para comernos unos magnificos helados caseros en una heladería que ya tenemos fichada. Esas calorías nos sentaron de miedo. A las seis de la tarde llegábamos a este pequeño núcleo urbano, donde todavían estaban con los problegómenos de la carrera. Lo primero que pudimos comprobar fue las terribles cuestas que había y lo segundo que estábamos a 34 grados de temperatura, pero Mercedes no parecía estar muy preocupada. En la zona donde estaba dispuesto todo el "tinglado" recogió mi mujer su dorsal y tras dar una vuelta por el pueblo y charlar con la gente del Pozo Norte que fue llegando, se puso a calentar.

Mercedes, ¡la primera en la frente!: la salida en una recta con más del 4% de pendiente; eso para ir entrando en faena. Después, un circuito callejeando con subidas y bajadas, que finalmente salía a un camino en el que se llaneaba y terminaba volviendo al pueblo en una cuesta eterna que acaba pasando por meta. Había que dar dos vueltas al mismo, resultando unos 4.200 metros. Llegó la hora de dar el pistoletazo, y unos minutos pasadas las 19 horas, unos 120 corredores tomaban la salida muy animosos, aunque conscientes de lo que les esperaba. Como siempre, en esta carrera había unos 20 corredores, que jugaban totalmente en otra liga, luego un grupo de populares expertos en estas lides y por últimos populares que se atreven a hacer este tipo de carreras con la mínima preparación. Creo que Mercedes ya comienza a estar en el segundo grupo.

Vimos pasar a todos los corredores y casi no nos dió tiempo a relajarnos porque en un santiamén pasó Alejandro Trujillo, un muy buen runner de Puertollano que iba totalmente a lo suyo y bastante destacado, calculo que a no más de 3´15´´ el kilómetro. Pasaron un montón de corredores, muchos del Pozo Norte y tras un ratín pasó Mercedes, que iba haciendo un esfuerzo en la cuesta, pero la ví bien. Correteé unos metros paralelo a ella y le eché todo el agua que pude encima, deseándole suerte para la segunda vuelta. Cuando volví unos metros más abajo, ya en la zona de meta, acababa de llegar Alejandro Trujillo, por lo que un poco más y doblan a mi Mercedes. Me situé en los últimos metros de la llegada y seguí echando fotos a los que iban llegando, al igual que Jorge que también hizo de fotógrafo durante todo el evento. Tras un rato de espera pude otear en el horizonte la camiseta rosa de mi mujer, girando por el camino para afrontar la última cuesta, así que me alegré mucho de que todo estuviera saliendo bien y bajé corriendo para animarla. Nos encontramos a unos 300 metros de la meta y la fui arengando para que no decayera el ritmo, aunque iba bastante cansada. Aún así subió resoplando y llegó a meta como hay que llegar, sufriendo. Los niños se ofrecieron a entrar cogidos de la mano, pero ella no estaba para esos trotes. Lo cierto, que tras unos minutos de descanso enseguida le cambió la cara y cuando se hubo recuperado rebosaba orgullo y alegría. He de decir que pude corroborar que ... ¡está totalmente enganchada!. Tras ella calculo que entrarían unos 30 corredores, por lo que no se quedó nada mal en una carrera  en que había que echarle bemoles sólo por el simple hecho de participar. Hizo un tiempo de alrededor de 26 minutos pelados, a una pizca más de 6 minutos el kilómetro. ¡Bravo Mercedes!

Al final vino lo mejor: jamón  y refresco en un patio en el que habían instalado unas duchitas con agua que soltaban un chorrillo estupendo. Allí estuvimos charlando con un montón de gente y pasando el resto de la tarde. A eso de las 21 horas nos fuimos para casa, que yo tenía que madrugar al día siguiente para hacer un entreno de montaña bien largo.

Y esto fue todo...la cuarta carrera de mi mujer este verano y seguro que no será la última. Concretamente: próxima cita el 10.000 nocturno de Piedrabuena, del Circuito de Carreras Populares de Ciudad Real, que tendrá lugar el sábado que viene, y en el que yo correré con ella.

A lo largo del día cuelgo mi crónica en imágenes.





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