Definitivamente me he hecho de New Balance. Comencé con el primer par que compré a finales de 2011 de las New Balance 880, que utilizaría para el día a día en los entrenos para la Maratón de Estocolmo. Me costó adaptarme a este modelo, pero no fue así cuando compré las New Balance 890 v2, un par de meses de correr mi primera maratón, y cuyo destino era ser utilizadas para competir. ¡Me encantaron!. Desde entonces no han pasado más de 15 meses y ya he gastado dos pares de las 880 en los entrenos diarios y he comprado tres pares de New Balance 890, éstas últimas empleadas para correr todas las competiciones desde mayo de 2012 (cuatro maratones, cinco medias maratones y 2 10.000). El tercer par de las 890 está casi nuevo, pero no he podido resistirme a la tentación de comprarme el cuarto para utilizarlo en la Maratón de Málaga; además me han salido muy bien de precios, siendo la V3, versión mejorada. Las he conseguido por 73 euros, cuando en una tienda difícilmente te salen por menos de 110. Ahí va una foto:
A mi me parece que son muy chulas, sinceramente, las que tengo ahora me resultan un poco sosas, aunque lo importante no es el aspecto que tengan sino el rendimientos que nos den.
Comoquiera que las 880, las que utilizo para la batalla diaria, estaban machacadas después de más de 1200 kilómetros, tuve que comprarme un par que también he conseguido a muy buen precio, menos de 70 euros. Estas aún no me han llegado, pero en unos días las podré estrenar:
Es curioso, pero con este modelo tengo una extraña relación de amor-odio, porque en un principio me costó mucho adaptarme, pero luego me he sentido cómodo con ellas, a pesar de que a las mismas le achacaba el problema de la cintilla iliotibial, y estuve a punto de tirar el segundo par. Finalmente vuelvo apostar por lo que ya conozco.
Por último, los dos pares los he comprado en amazon, pero la del Reino Unido, que me resulta incluso más barata que la española: http://www.amazon.co.uk/
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