RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 26 de febrero de 2012

DOMINGO 26 TODO ES ARRANCAR Y PONERSE A CORRER

Con ganas, todo lo contrario que en los días anteriores, así me he levantado hoy. Sentía un hormigueo en las piernas que con el tiempo he aprendido a identificar como una señal positiva, como que el entrenamiento último ha hecho su trabajo. Me puse los pantalones cortos y una camiseta fina de manga larga y al Angel. Allí subí por la carretera, y bien, pero mejor conforme fui calentando. Ya abajo y de vuelta fui por la vía de servicio al parque, y las piernas fluían, y con ellas una sonrisa en mi cara (la crisis de los días de atrás había pasado). Cuando llegué al parque, con más de 7 kilómetros a las espaldas, me uní a un grupo que iba a muy buen ritmo, 4 minutos 40 segundos el kilómetro. Y así dí 6 cómodas vueltas hasta que decidí parar para estirar al solecillo. Cuando hube estirado me fui lentito a casa, descalentando.

Distancia total: 14 kilómetros y 300 metros.

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