RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 18 de abril de 2019

LA CRÓNICA DEL RETO ARAQUE: HAY LOCURAS

Esta crónica no irá sobre mí, hablará de nosotros, de tod@s aquell@s que disfrutamos de esta fabulosa y adictiva afición. Ya lo decía Silvio Rodríguez (pinchad el vídeo de la derecha si queréis escucharla):

Hay locuras para la esperanza,
hay locuras también del dolor.
Y hay locuras de allá,
donde el cuerdo no alcanza,
locuras de otro color.
Hay locuras que son poesía,
hay locuras de un raro lugar.
Hay locuras sin nombre,
sin fecha, sin cura,
que no vale la pena curar.
Hay locuras que son
como brazos de mal:
te sorprenden, te arrastran,
te pierden y ya.
Hay locuras de ley,
pero no de buscar.
Hay locuras que son la locura:
personales locuras de dos.
Hay locuras que imprimen
dulces quemaduras,
locuras de Diosa y de Dios.
Hay locuras que hicieron el día,
hay locuras que están por venir.
Hay locuras tan vivas,
tan sanas, tan puras,
que una de ellas será mi morir.

Hay locuras que son como brazos de mal: te sorprenden, te arrastran, te pierden y ya

Pasamos gran parte del sábado en Linares, nos acostamos tempranito y toca madrugón porque hay que recoger el dorsal y la salida es a las 08:30. Ya con nuestra bolsa del corredor, saludamos a Jesús, "Jesús de Úbeda" como le tengo en el móvil, nos presenta también a su mujer. Tras esto posamos todos en la foto con el ya bien conocido "marco" de la carrera y nos vamos al coche a precisar los detalles. 





Y es que no somos más que un puñado de dulces enfermos, que deambulamos perdidos en esta bendita demencia.

Todo listo, el tercer Reto Araque consecutivo para Mercedes y para mi, el primero para Miguel Ángel y Manolo, también para Jesús. 

Pero hoy no voy solo contra el mundo, hoy marcho en equipo y en mi cabeza sólo me repito "Víctor, si nos estás viendo mándanos una inolvidable mañana por favor".

Hay locuras para la esperanza

Miguel Ángel sale todo excitado y va tirando de mi, Manolo va más cómodo que yo. Mis tiempos en el asfalto ya pasaron, así que por un momento me echo a temblar.





Las primeras duras rampas a la salida del polígono me hacen sentir mejor, ese es más mi terreno y ya en la senda me pongo a comandar al grupo para llevar un poco el ritmo en esta parte más dura. Hago a medio gas la bajada por la senda zizageante donde ofrezco paso a una chica, que luego resultó ser una reconocida crack, la gijonesa Chelo Velasco, que acabó segunda; ella amablemente me dice "no hace falta, voy cómoda detrás tuyo".

Reunificamos en el asfalto y tras esto bajada técnica un poco más complicada que la anterior, pero al coger la corrible pista que nos lleva de nuevo a Jamilena mis dos compis se ponen a ritmo de crucero. Pienso que la prueba es dura y larga y hay que reservar pero no me atrevo a frenarles, tan sólo les sugiero tímidamente prudencia. Comenzamos a ascender por la garganta, ¡ya era hora! y ahí disfruto un montón, como ya ocurriera el año pasado. Alcanzamos el alto en unos 54 minutos, kilómetro 8, en el tiempo que había estimado.







Hay locuras de allá donde el cuerdo no alcanza, locuras de otro color

Toca el largo tramo de la pista, casi siempre hacia arriba, y en esta parte no hay que dejar que el coco piense. Vamos cómodos, haciendo equipo, y apenas andamos, aunque hay tramos que es lo que piden las piernas. Llegamos por fin a los estímulos, una senda empinada y luego el bosque, y se me alegra al alma. Tras la bajada técnica y embarrada espero un ratín a mis compis, reunificamos y otra vez a ritmo, pero dura poco el descanso, toca tirarse otra vez.

De nuevo en pista, pasamos por la fuente, otro avituallamiento, hacemos aguas menores y seguimos en la brecha. Esa parte de falsa subida en una zona algo íncomoda hasta que alcanzamos nuevamente una zona boscosa y toca disfrutar un poquitín en la que bajo mi punto de vista, es la senda más bonita de toda la carrera. Tercera reunificación nueva subida y ya estamos en la parte alta de las canteras.

Hay locuras también del dolor

Iniciamos la bajada por el camino que lleva a la zona de recreo y aunque llevamos buen ritmo, nos pasan algunos corredores; es entonces cuando llega el momento de interiorizar que hemos de disfrutar, ¡fuera el estrés por tiempos o posiciones en la carrera!. Manolo va ya un poco desgastado y temo que lo pase mal en la última y exigente subida, así que hay que mimarlo. Le doy un turroncillo un rato antes del avituallamiento del 20, somos un equipo y hemos de llegar los tres, no corre un solo espíritu. A esas alturas llevamos 2 horas y 16 minutos.

Iniciamos la bonita y breve subida por una senda acotada por la barrera de madera y unas preciosas vistas y tras esto bajamos al barranco a partir del cual tocará sufrir la última gran ascensión. Le doy una pastilla de sales a Manolo y ya todo está listo para acometer la gran dificultad final.

Hay locuras que imprimen dulces quemaduras

Avanzamos en fila de a uno, teniendo delante a un montón de los corredores que nos habían pasado desbocados en la zona de las canteras. Quizá no hacía falta tener tanta prisa entonces pero las testosterona es lo que tiene. Manolo se quema dulcemente en su locura y batalla por el equipo. Nuestros arengos no sé si le hacen bien, seguro que en algún momento le contrarian, pero el caso es que no se para ni un solo segundo a tomar resuello, ni tan siquiera en las zonas más empinadas, cuando nos ponemos casi al 40%. Alcanzamos el primer collado y allí trato de recuperarlo para la causa y hacer que trote suave, ¡y lo hace!. Llegamos al avituallamiento que está justamente antes de la placa del leit motiv de esa mañana, Víctor Araque; sólo queda un repecho, que hacemos con el ánimo bien subido, viendo que lo duro ya está finiquitado.






Hay locuras que son la locura.

El hecho de vernos bajando nos hace venirnos arriba. Manolo mete una marcha más que no sé de dónde la saca y se desenvuelve como un montañero de altos vuelos por la zona más complicada de toda la carrera, debido al terreno resbaladizo. Olemos a meta y eso se nota. 

Obviamos el último avituallamiento, donde se encuentra Miguel, uno de los organizadores al cual saludo; kilómetro 24,5 en 3 horas y 4 minutos. Desde ahí un cacho por senda, la última pista y Jamilena, nuestro destino.

Hay locuras que son poesía, locuras de un raro lugar

Y así es como comprobamos que poco a poco las primeras casas del pueblo se ven más grandes. En esos minutos nos da para pillar a algunos corredores, de esos que huían despavoridos en las zonas más corribles y el subidón es tal que se torna en felicidad. Acometemos la calle asfaltada en franca bajada y nos ponemos a cien, haciendo los últimos 500 metros a un ritmo de 4´05´´ que no está nada mal teniendo en cuenta el esfuerzo realizado antes. Nos cogemos de la mano y cruzamos meta sintiéndonos que hemos sido uno solo. 3 horas y 19 minutos de aventura.
















Hay locuras que hicieron el día.

Reposamos, charlamos, reímos, nos damos las gracias; pregunto al del cronometraje esperando habernos quedado por lo menos quintos, pero no, ¡somos segundos!. No es que el pódium me quitase el sueño, pero es decírmelo y siento una gran alegría, alegría colectiva. Todo es gracias a Manolo y a su sobreesfuerzo, porque en cinco minutos han entrado tres equipos más. 

Espero en meta a Merche con la esperanza de que baje de las 3 horas 40 minutos, crono que clavó en las dos anteriores ediciones; charlo con la mujer de Jesús de Úbeda la cual anda expectante para echar la foto a mi mujer y a su marido pero el segundero avanza y no aparecen.

Pero como me estoy congelando decido avanzar por el curso de la carrera para ir hacia el coche si no la veo aparecer. Por la calle baja una silueta femenina pero no es Mercedes, así que desanimado me desvío hacia el aparcamiento y me cambio lo más rápido que puedo a la vez que no hago más que ponerme en malos escenarios fruto de la preocupación.

Hay locuras tan vivas, tan sanas, tan puras, que una de ellas será mi morir.

Cuando regreso a meta veo a Merche, que luce sonriente, ¡respiro aliviado!. Ha hecho 3 horas 52 minutos y ha sido quinta en la general, subirá al podium como segunda senior (no hay otra categoría que esa para ellas). No está satisfecha por su rendimiento y sin embargo está contenta por la aventura, no siempre el cuerpo rinde igual.


 


Conducimos hacia el polideportivo donde será el "tercer tiempo" y vemos a Jesús, que marcha satisfecho con su medalla colgada. Un crack que tiene un máster en pundonor, una lección para mi y un orgullo conocerle.

Las Coca Colas, las cervezas, la paella, la cháchara hacen el resto. Coincidimos con una chica de Córdoba, Marta, que ha compartido estupendos minutos de carrera con mi mujer, quizá una nueva amiga que echar al zurrón, otra guerrera que subió al cajón. Orgullosos unos de otros nos vemos en el pódium y es entonces cuando siento que esta locura terminará dulcemente conmigo si las piernas no se me mueren antes.





  

Agradecimientos

Muchas gracias a la organización, que se superó y ya era difícil. Te miman, te agasajan, y corres en un entorno montañero donde todos los detalles están bien estudiados, todo muy currado y sin fallos.

Muchas gracias a nuestro nuevo club, Club de Montaña de Linares, que envió una expedición muy maja a Jamilena, creo que todos dimos el callo y a la vez pasamos una mañana perfecta (ya fuera haciendo el trail corto o el largo).






Muchas gracias a mis dos compis de aventura, disfruté un montón; supimos sufrir, obtuvimos el premio a la paciencia y Manolo nos permitió volver a aprender lo que reza en la medalla de esta edición.



















Y por último mil gracias a Merche por seguir juntos e inmersos en esta "dulce locura" .


 






 




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