RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 17 de abril de 2019

LA CRÓNICA DE LA CXM DE MONTIZÓN: EN ARMONÍA

El prólogo

El invierno ha sido seco y me ha amargado el espíritu; vivo en esa tierra manchega que agradece como ninguna recibir el líquido vital para que las vides se preñen de uvas. Afortunadamente marzo, tras darnos un desértico disgusto, quería despedirse con agua,  ¡ya era hora!, me faltó un tris para verme bailando la danza india de la lluvia.

El escenario

Montizón está en lo que yo bauticé en su día como la "ruta alternativa", esa que tomábamos para ir a Linares cuando en fechas señaladas se colapsaba Despeñaperros. Pero desde que construyeron el gran viaducto y los tres túneles, este paso es casi un juego de niños y nada nos había movido desde entonces a visitar los bellos parajes del Condado.

Partimos de casa tras un madrugón moderado y toca hacer trabajar un poco al limpia, con ratos de llovizna y momentos de lluvia agradecida.  Cuando llegamos a Aldeanueva de Montizón aprieta un poco y por un momento se me van las ganas de correr, porque se está muy calentito dentro del coche.




Recogemos los dorsales y nos preparamos, me ciño el chaleco con la isotónica, geles y turroncillos, hoy le haré de "aguador" porque tras haber pasado dos años de aquella inolvidable discusión en el Corretrail, hoy volveré a acompañarla en una prueba de montaña, algo que teníamos vetado de mutuo acuerdo.

Cobijados bajo el techo del apañado pabellón nos hacemos un selfie con Andrés, Apolonio, Miguel Ángel y Manolo; conformamos la expedición  que ha sido enviada hasta allí por el  Club de Montaña Linares.


















Los dos primeros corren la corta, y el resto hemos optado por la larga, casi 28 kilómetros con un +1000 de desnivel positivo, en lo que intuyo que será un trail rápido, con zonas donde correr mucho, eso sí, si el barro nos deja.

El reto

Primera prueba del circuito de Jaén, distancia CXM (hay distancia ultra, maratón, montaña y corta), y por desgracia para su lucimiento, poca gente inscrita, algo que parece ser que  es habitual en esta prueba: acabamos saliendo menos de 100 personas entre ambas pruebas, según mis cálculos "a ojo de buen cubero".



La salida

Apenas llueve y la temperatura es perfecta para correr. Nos damos el beso de rigor, pero en esta ocasión no es una despedida momentánea sino que marcharemos juntos. 

Ya estamos en movimiento y las primeras zancadas son "a verlas venir" pero como vamos compartiendo carrera con los de la corta es inevitable picarse. Enseguida aparecen los primeros repechos y ya sé que a mi mujer le cuesta entrar en calor, pero lo hace de sopetón cuando nos toca subir por el cortafuegos del cerro que está próximo al pueblo. ¡Manos a los cuadriceps y listo!. 

Se nos escapa una chica que va corriendo la larga ya en la parte más dura de la subida y vamos vigilantes de otra chica, pese a que corre la corta, pero entre mujeres ya se sabe, el cuchillo entre los dientes.

El cross

Tras bajar por otro cortafuegos, la carrera se convierte en un duro cross con toboganes y barro, y Merche sufre en esta guisa. La de la corta se nos acaba yendo y afortunadamente en el 6 toca volver a subir encorvados al acometer un largo cortafuegos con pendientes ya considerables. Merche sigue bregando, todavía no ha engranado bien, es de largas distancias, y para colmo nos alcanza una pareja que corre la corta, con tan poca gente corriendo intuyo que vamos casi en cola de pelotón pero no me importa lo más mínimo.

La acción.

Nos gustan las complicaciones en la montaña, esto comparado con la MAMOCU es como una prueba en pista de tartán. Llegamos a lo alto y comenzamos a bajar por otro cortafuegos y Merche por fin se pone las pilas. Ya vamos haciendo la goma con tres corredores con los que compartiremos algunos kilómetros y tras la bajada viene un llaneo donde nos adelantan, al rato los pillamos y así estamos jugando al gato y al ratón hasta que llegamos a un avituallamiento que parece un "autoservicio" ya que todo está ahí expuesto para cogerse, ¡si se quiere claro!, pero no hay nadie que nos atienda (estarían haciendo aguas menores o mayores).

Y en ese momento, aprovechando que nuestros camaradas paran a servirse y que ante nosotros tenemos una generosa bajada, ponemos pies en polvorosa y les dejamos atrás, proponiéndome no volverles a ver. ¡Comienza la acción!.

La persecución.

La bajada nos viene bien para coger fuerzas, es otro cortafuego en forma de tobogán. El arreón ha permitido que cojamos una considerable ventaja y Merche ya está en la onda. Cuando tomamos una senda semitécnica me alegra el semblante, ya podemos tener un rato de "trail auténtico", allí aprieto y ella me sigue sin rechistar. Llevamos 12 kilómetros y 1 hora y 28 minutos.

Los bosques

La siguiente parte es sin duda la más bonita, entre verdes zonas de pinos, aunque  por fastidiosas pistas y de vez en cuando algún sendón agradecido, sin parar de correr todo el rato, y en las bajadas metiendo caña, hasta que en el 14,5 llegamos a un barranquito con un bonito arroyo, sin duda lo más reseñable en cuanto a paisaje montañero.

Tras esto una subida preciosa por una senda donde un voluntario ya entrado en años nos dice: "no os preocupéis que ya hay una pista 20 metros más adelante", yo le digo "no, por Dios, que siga esta senda, no más pistas".

Avanzamos por un camino que a ratos es de subida y a ratos de bajada, hasta que toca conquistar un collado y ahí sí, andar. Es justo cuando miro hacía atrás y a no más de 300 metros veo que marchan a buen ritmo dos de los tres corredores que iban tras nosotros.  Cuando alcanzamos el avituallamiento en lo alto, prohibo terminantemente parar a Merche , para no dar ventaja alguna, y aunque refunfuña me hace caso.

La resistencia

Tiro de ella como puedo y corremos casi todo el tiempo a pesar de que se hace íncomodo en algunos tramos por la cansina pendiente. En los ratitos de bajada mi mujer responde estupendamente, y alcanzamos el kilómetro 20 justo cuando se abre ante nososotrs una  empinada subida por el enésimo cortafuegos. Merche se está resistiendo sin darse un descanso en la cadencia y mi empeño es llegar al primer descansillo y girar para que quién nos persiga no pueda vernos y así se desanime (trucos que aprende uno). Alcanzamos la cima donde hay un voluntario al lado de una bonita torre de madera, nos anima al pasar y se agradece; desde ahí toca una bajada vertiginosa siguiendo la cadena de cortafuegos por los cuales ya habíamos subido en el primer tercio de la carrera.

La bajada

Los 2 kilómetros y medio siguientes son duros por la fuerte pendiente descendiente y por el terreno, que afortunadamente está blandito, pero las piernas de Mercedes están aún empoderadas y nos plantamos en el 23 en 2 horas 48 minutos. Llegamos a la zona del barro, más llana, pero en el que cuesta avanzar debido a que es una pista de patinaje, y ella es una campeona superando la prueba; deesde ahí marchamos sin descanso hasta que en el 25,5 llegamos al cortafuegos del cerrillo inicial.

Las dudas

Sé que no nos va a pillar nadie y estoy orgulloso del esfuerzo de mi mujer, sin embargo la corta pero empinada subida le hace tener dudas. Afortunadamente sólo son unos 300 metros duros, tras superarlarlos seguimos subiendo pero ya se puede trotar y la animo para que no eche a andar aunque le cuesta. La última bajada de unos 400 metros termina de desgastarla, pero cuando alcanzamos la pista sé que sólo queda un kilómetro y que todo estará ya finiquitado; y lo hacemos, corremos a buen ritmo los últimos 1000 metros para alcanzar la meta en 3 horas y 24 minutos, casi 28 kilómetros y un poco menos de un +1000 de desnivel positivo según la lectura de mi GPS.



 

Llegamos bastante enteros y saludamos a Miguel Ángel y a Manolo, que han competido fabulosamente, el primero con un meritorio 5º puesto en su categoría, 2 horas 48 minutos y el segundo batallando y venciendo la dificultad con 3 horas y 7 minutos. Ya no están Andrés y Apolonio que terminaron su prueba, eso sí, dejándose la piel y colocando el pabellón bien alto.



El premio

Me como el bocata de salchichón casi de un tirón, tengo mucha hambre. Las piernas están fuertes, y sé que he hecho bien en realizar la prueba con ella, porque venía del castigo de la Maratón de Montaña de Cuenca de siete días antes. En cualquier caso ha sido mucho más que un entreno de calidad para mi.

Tras nosotros llegan cuatro corredores más (los tres perseguidores y una valiente corredora). Compruebo cómo ha peleado mi Merche porque le hemos sacado 5 minutazos al siguiente, y veinte minutos al resto. 

También cuento en la clasificación que hemos llegado sólo 36 corredores, una pena porque la prueba merece mucha más participación, sin duda.

Un honor

Y Mercedes tiene el honor de compartir cajón con Noelia Camacho, toda una crack , hace unos pocos años Subcampeona de Ultra Trail de España y según dicen, y más importante, una excelente persona.






El prólogo

Y tal y como vinimos nos vamos, ¡bueno no!, igual no, regresamos con una gran sonrisa entre oreja y oreja, con los deberes bien hechos y sin haber discutido durante la aventura. Para colmo Merche cumplió el objetivo número 1 de toda carrera por montaña: "no llegar la última" y lo hizo con nota.










No hay comentarios :

Publicar un comentario