RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

CASI 30 KILÓMETROS EN DESPEÑAPERROS CON JESÚS DE ÚBEDA

El pasado sábado madrugamos Merche y yo para acercarnos al Parque Natural de Despeñaperros a realizar la oficialmente segunda tirada de preparación para la Doñana Trail de primeros de noviembre. Habíamos quedado con Jesús, de Úbeda, a las 8 de la mañana, pero la verdad es que llegamos tarde, ya que se nos habían pegado las sábanas, así que nuestro buen amigo nos tuvo que esperar casi 25 minutos.

Salimos del aparcamiento del Barranco de la Niebla cogiendo la senda ascendente que se adentra en el parque, no la que sube hacia el Mirador de los Órganos, y pese a no ser muy duro el desnivel las piernas se resistieron a entrar en calor, incluso cuando el alcanzamos la pista y la pendiente ya no fue tan exigente. El calor fue pronto el protanista de la sesión y tras pasar por el Castillo de Castro Ferral y coger el cortafuegos que sube a dos lomas y que atraviesa el Arroyo de Navalquejigo ya habíamos consumido más de medio litro de líquido cada uno. Tras esto bajamos por la pista, casi 4 kilómetros hasta alcanzar el Arroyo del Rey para luego coger la pista que hace tobogán y que lleva a Miranda del Rey. En esa zona hacía mucho calor y ya habíamos agotado el agua y la isotónica, por lo que se hizo duro alcanzar dicha aldea. Ya en el misma, kilómetro casi 17, nos refrescamos en la fuente y rellenamos los soft flasks, utilizando los nuevos sobres de isotónica que están de prueba para la Doñana.

El resto se hizo algo duro por el calor, pero era de lo que se trataba, de endurecernos, así que alcanzamos la salida del parque en Las Correderas y de ahí aún tocó correr casi dos kilómetros por la antigua autovía, picando hacia arriba hasta alcanzar el coche.

Lo mejor vino cuando nos refrescamos en la fuente del El Mirador, y en el mesón nos tomamos unas coca colas fresquitas y unas tostadas con jamón, tomaté y aceite.

Fueron 29,5 kilómetros bien empleados en nuestro camino hacia Doñana.

Agradecimientos para Jesús, todo un crack y todo un placer compartir entrenos con él




 


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