RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 29 de marzo de 2017

LA CRÓNICA DEL CORRETRAIL DE CORRAL DE CALATRAVA


 Dispuestos a vivir una nueva aventura.

Descubriendo nuevos horizontes, así vamos avanzando Mercedes y un servidor en esta nueva etapa de nuestra enfermedad por la terrible picadura venenosa del "bicho del movimiento". Tras la extraña semana que dejé atrás, en la que comencé con la idea de no hacer "nada" para ver si los isquios mejoraban pero terminé saliendo a correr tres días (martes, miércoles y jueves) y descubriendo algunos ejercicios esperanzadores para recuperarme de la lesión, acometía el domingo con la ventaja de descansar viernes y sábado y con una sensación que me hacía intuir que en el trail de Corral de Calatrava no sufriría ni molestias. No es que sea muy optimista, pero cuando tengo brotes positivos no puedo ocultarlos.

El caso es que mi misión en esta prueba era acompañar a Mercedes y que de esta forma ella pudiera disputar la misma al mejor ritmo posible, arropada con mi labor de liebre. En realidad no debería tratarse más que de un entreno de cara al Ultrail de los Castillos, de 61 kilómetros al que le tenemos el "ojo echado". A eso de las 7:30, con el "lag" del cambio de hora en la mochila, tocó levantarse y desayunar. Jorge nos falló y se quedó en la cama durmiendo, así que Inés, Merche y yo tomamos rumbo a Corral de Calatrava, llegando a esta localidad a eso de las 09:10. No hubo mucho tiempo para casi nada: recogida del dorsal, dejar a Inés en la ludoteca (fabulosa idea de la organización con amenización y comida incluidas), cambiarnos y ya eran las 09:45, tocaba ir a línea de meta sin haber calentado.

El ambiente fabuloso; tenía que frotarme los ojos para creermelo: "la montaña ha llegado a La Mancha, Javier", ya no hace falta irse a la Comunidad Valenciana para respirar ambiente de trail. En cuanto a las sensaciones previas, pocas expectativas para Merche de conseguir un buen puesto ya que se veían un montón de chicas con buena pinta y peor aún sabiendo que en el circuito de trail de Ciudad Real tan sólo hay dos categorías: hasta 39 incluido senior, y de 40 en adelante veterano, con lo que mi mujer, a sus 44 años y desde la perspectiva de utilizar estas pruebas como entreno para pruebas en asfalto o en ultras llanas, nada parecía tener que hacer ante tanta fémina "trailera" buena.

 

 



Desde el "Corral" al cielo, pasando por los infiernos y de vuelta al "Corral"

Suena por megafonía un clásico, ACDC, tiran dos o tres petardos y comenzamos. Las primeras zancadas me dicen mucho; me cuentan que estoy suelto y que con un poco de suerte hoy no acabaré con la pierna tiesa, como ocurriera en Baños de la Encina tres semanas atrás; por si acaso Mercedes lleva un cinturón con, entre otras cosas, un par de ibuprofenos, por si los isquios "regresan por sus fueros" y me amargan el día y por ende la semana, y algo más...mi moral ya muy debilitada. Desde el comienzo voy metiendo un poco de caña, sé que ella puede comenzar rápido sin notarlo en exceso y en esta guisa marcamos el primer kilómetro en 5´13´´, ya saliendo a un carril de tierra a las afueras de la localidad. No hemos salido tan atrás como en otras carreras por lo que vamos comprobando como nos va adelantando gente que pronto marca un ritmo inacesible para nuestras aspiraciones; además, hay más corredores del trail corto que del largo, ya que de los aproximadamente 400 en línea de salida, unos 220 salen a disputar los 18 kilómetros, y éstos van con otra disposición, claro está.

Sin embargo no necesitamos mucho tiempo para llevarnos una sorpresa, y es que en los primeros repechos a lo largo del kilómetro 2 y 3 Merche se viene abajo y nos adelanta una tropa. Yo me desespero un poco y no sé ocultárselo por lo que ella se ve presionada y por un momento parecemos un matrimonio de cascarrabias.En el cuarto kilómetro tenemos un respiro y volvemos a correr a poco más de 5´el kilómetro, pero cuando el terreno se pone un poco más complicado vemos como ella pierde el ritmo y nos sigue adelantando un montón de gente. Pienso que o bien yo voy muy bien y estoy sobrevalorando las fuerzas de mi mujer o quizá ella no tiene su día. Probablemente se trataba de la concurrencia de ambos hechos.

Toca subir a una montañeja, nada muy grave, nada que no hayamos hecho ya antes multiplicado por dos, pero en cualquier caso hay que subir, y cuando la pendiente se pone más insolente Merche comienza a andar, como el resto de los que nos rodean, y siente que esto es un alivio. Toca ascender unos 3 kilómetros, pero como decía antes no muy duros. Mercedes tiene ya otra cara, mucho mejor, se pone en "modus montaña" y siento que comienza a disfrutar. En esta tesitura llegamos al primer avituallamiento del 9, ya hemos recuperado algunos puestos, y es que muchos de los que nos rodean son algo novatos en esto de los trazados de trail. El avituallamiento es de nota: hay gominolas, fruta, frutos secos, garrafas de agua y garrafas de isotónica con grifitos en plan autoservicio. No perdemos más de un minuto y medio y partimos afrontando la cuesta empinada de algo más de medio kilómetro que tenemos ante nosotros. Definitivamente ella está ganando un montón de enteros, ha entrado en calor y ya no hay quien la pare, subiendo a buen ritmo y adelantando a algunos "chavalotes manchegos" más acostumbrados al asfalto que a estos lares.


Hacemos una bajada más que digna y pronto nos vemos de nuevo subiendo, toca acometer la "cuesta del vómito" que así se llama, pero es más el nombre que otra cosa, ya que aunque vamos andando casi se puede subir corriendo, de hecho eso hago, la subo corriendo y espero a mi mujer arriba. Desde lo alto toca una bajada no demasiado técnica pero sí divertida y algún tramo por pistas, donde cogemos muy buen ritmo marcando algunos kilómetros por debajo de 5´30´´.  Ahora vamos disfrutando los dos y yo sin molestias, comienzo a pensar que hoy no tendré noticias del reportero que suele narrar noticias fatídicas sobre mi lesión. Seguimos recuperando puestos hasta que pillamos a una chica con mochila incorporada que nos había adelantado kilómetros antes; con buen ritmo no dejamos que se nos pegue y llegamos a Corral de Calatrava, hasta el avituallamiento donde se bifurca la prueba corta (para la cual queda menos de medio kilómetro) de la nuestra, la larga. En el avituallamiento no perdemos apenas tiempo y seguimos ruta en el que es quizá nuestro mejor momento en cuanto a alegrías se trata. Pillamos a otra chica que va de rojo y la dejamos a nuestra estela en el retrovisor. Ahora tenemos que subir al castillo y vamos a seguir deleitándonos con el entorno que sin ser de alta montaña luce muy verde y bonito.

Las piedras del camino no te dejan ver el horizonte

No tenemos problemas en los siguientes dos kilómetros, pero entonces llegamos a una zona más técnica donde Mercedes sufre más y es ahí donde perdemos el ritmo, no por cansancio sino por la dificultad del terreno. Entonces nos pilla la chica de rojo y también una pareja que viste de negro en la que la acompañante femenina tiene pinta de tener la edad de Merche. Vamos haciendo grupillo pero se nos acaban yendo. No hay problema, en el avituallamiento del 21 apenas paramos y les echamos adelante nuevamente, pero el terreno, sin tener pendiente positiva sí que es técnico con un montón de piedras y, por tanto, "entretenido";  Mercedes no puede sacar su mejor versión por lo que nos acaban pillando de nuevo y se hasta decirnos "bye bye". En la última subida antes de meta volvemos a acercanos y también damos casi caza a otra pareja, él del Pozo Norte y ella del Corricollano, ambos de Puertollano, pero digo "casi" porque no acabamos de alzanzarles. En el 25 llegamos a un núcleo urbano, Caracuel de Calatrava y en la cuesta en una calle de asfalto les damos finalmente caza, pero en el llano y en la larga bajada hacia meta se nos acaban yendo. En el horizonte puedo ver a la otra pareja que va vestida de oscuro, y también a la chica de rojo, pero esas ya son inalcanzables a todas luces. 




El ritmo del último tramo es muy bueno a 5´y poco más; poco a poco vamos acercándonos a los de Puertollano, damos caza también a otros corredores y llegamos a las primeras casas de Corral de Calatrava, y por más que lo intentamos no logramos ya adelantar a nadie más aunque hacemos el último kilómetro en 4´57´´ que es muy buena firma para estar terminando una prueba tan larga, sobre todo si hablamos de ella. Alcanzamos meta en 3 horas y 10 minutos, 27,7 kilómetros según mi Garmin, justo la distancia que decía la organización. Raro que mi aparato diga la verdad.


Al parar compruebo que todo está en su sitio, me encuentro muy entero, y eso sin haber bebido y apenas comido, no estoy practicamente cargado y los isquios están sueltos, todo esto junto ya es noticia por lo infrecuente, y es que hace demasiado tiempo que no me llevo alegrías, o mejor dicho, que no escapo de los disgustos. Merche también llega muy bien, y se demuestra que está en su mejor estado de forma desde que comenzó a correr. En ningún momento pensamos que hoy tendrá premio su esfuerzo, había demasiadas chicas por delante de ella. En meta todo está bien organizado como en el resto de los puntos de la carrera, todo afinado y estudiado casi al milímetro. Hay frutos secos, gominolas, pan con jamón, bebidas variadas, ¡muy bien por la organización!


Recuperando fuerzas con garbanzos y chorizo y llevándonos sorpresas.

Nos quedamos a la comida (unos estupendos garbanzos con chorizo aderezados con pasteles de crema), comprobamos con casi desolación como no nos toca nada de entre los tropecientos números de dorsal que sirven para el sorteo de tropecientos regalos, y casi estamos ya apunto de marchar hacia casa, aunque nos esperamos a que María del Mar Sevilla, paisana que ha quedado segunda en la general reciba su trofeo; ¡cual es nuestra sorpresa!... el de la megafonía dice: "segunda clasificada de la categoría veterana...  Mercedes Llavero Torruellas". Palidezco y corro a echarle fotos.

 









Una alegría, ¡ya era hora!. Mis isquios bien, y siguen bien tras los entrenos del lunes y de ayer. Si esto sigue así podré correr por mi cuenta y riesgo el Trail Reto de Víctor Araque de Jamilena, casi 28 kilómetros y con +1400 de desnivel positivo; si no me veo muy bien volvería a correr con ella.

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