RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 29 de enero de 2017

VIERNES 27: CIERRO BIEN LA SEMANA

Ayer estaba de vacaciones, con mucho trabajo en el despacho, eso sí, pero de vacaciones y como del resfriado estaba mejor, aproveché para salir a correr a la luz del día, que se agradece. A eso de las 17:45 salía de casa con bastante tranquilidad, sin pretenciones. Cogí el Camino de Hortezuelas desde la Carretera de Daimiel, y no quiero ni saber al ritmo al que iba, algo lento, eso es seguro. Ya por el camino comencé a entonarme un poco, no sentía molestias, pero tampoco tenía lo bueno, las sensaciones, así que era cuestión de ir encontrándolas, y poco a poco fueron llegando. A mi regreso por el Camino de Moral-La Solana, el viento me daba de culo y comencé a apretar, con zancada corta, sin jugarme los isquios ¡que bastante cargados los tengo últimamente!, y la verdad es que cogí muy buen ritmo, el cual mantuve hasta llegar a casa, volviendo por el camino que tiene esa ristra de tinajas que siempre veo cuando hago el circuito largo de la Sierra del Moral de Calatrava. Completé mis 18 kilómetros y así he podido firmar una semana digna, teniendo en cuenta que no corrí el sábado, con 75 kilómetros. 

No es mi mejor momento pero sigo estando en ello. Si las cosas van hacia donde quiero que vayan esta primavera me veré corriendo una maratón del tipo "solo ante el peligro". Por otra parte ya está decidido que en Castellón haré de liebre, espero que de mejor manera que la última vez.

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