RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 24 de diciembre de 2016

MIÉRCOLES 21: UN POCO DE INTERVAL Y DE CUESTAS

Había cierta desidia el miércoles, pero le eché un pulso a la desmotivación y creo que gané. Cogí el camino asfaltado que lleva al Cerro del Ángel sintiendo que no estaba nada cargado, tras bastantes sesiones seguidas, las piernas van y yo me aprovecho. Cuando llego a la falda del cerro lo subo por el carreterín, no son malas sensaciones las que me encuentro, salvo que las Mizuno Wave Precision (uno de los dos pares que encontré en el mercado) ya está pidiendo cambio, así que habrá que pensar en tirarlas y estrenar sus hermanas gemelas. Bajo fuerte, con paso firme y ya abajo cojo a la derecha por la vía de servicio para hacer el circuitín de los Cerros de la Aguzadera. En la bajada me siento cómodo aunque no fuerzo y ya en el camino meto una marcha más y tan sólo el barro y los resbalones me aguan un poco la fiesta. El regreso es bueno, sobre todo bajando por el Camino de Membrilla, a ritmo constante creo que a 4´30´´ o así.

Me salen 10,5 kilómetros que suman y mucho.


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