RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 14 de agosto de 2016

VIERNES 12: DOBLAJE POR EL CAMÍ DE RONDA DE SALOU. ESTUPENDO RECORRIDO

Empezaba a cogerle el truco a esto de las vacaciones, me refiero a que mi cuerpo ya se había adaptado al nuevo ritmo, con regularidad All Brand, sin pasarme de comer, y gastando con paseos, entrenos y otras actividades lo que uno sobreconsume . El viernes fue de esos días en los que el entreno parte desde la arena de la playa hacia un destino no muy bien identificado. Había visto en el plano que había un camino que bordeaba la costa entre La Pineda y Salou, y decidí hacer un circuito circular que terminase recorriendo dicho camino, llamado Camí de Ronda. Salí por una larga calle que me acabó llevando fuera de la población y por un carril bici fui avanzando entre rotonda y rotonda hacia los primeros hoteles de La Pineda. Mejores sensaciones que en los dos días anteriores, un tanto empañadas por el calor de las 11:30, aunque la brisilla mitigaba la mala sensación. Cogí una serie de cuestas que recorrían urbanizaciones de lujo que en todos los casos me llevaron a vallas y pasos cortados y que me obligaron a retroceder para coger una carreterita que llevaba a Salou, pero ese no era el plan establecido. Eso sí, pronto ví que había un bosquecito de encinas y pinares que se abría a mi izquierda, con senda incluida y allí me metí, intuyendo que encontraría el Camí de Ronda que había visto en el mapa, y al final acabé encontrándolo no sin esfuerzo. Me encontré en un acantilado y con una señal metálica que me decía que estaba en dicho camino, así que tocó seguir las señales. Impresionante recorrido el que se abrió para mis piernas en los siguientes kilómetros, aunque me llegué a salir el mismo hasta en tres ocasiones por no interpretar bien las señales. En cualquier caso conseguí hacer 4 largos, técnicos pero preciosos kilómetros, siempre con vistas al mar, a calas, y playas preciosas, donde no faltaban alguna casita de lujo y el hotelito de altos vuelos. Llegué a la Playa Levante bastante tarde tras haber recorrido algo más de 10 kilómetros bastante duros pero en los que disfruté un montón. Tanto merecía la pena el recorrido que convencí a la family para hacerlo por la tarde en plan senderista, y eso hicimos: nos cuajamos otros 7 kilómetros los cuatro, e Inés se portó como una campeona andando más que en toda su vida, pero eso sí, disfrutando de un excelente baño en una cala para el recuerdo.

Así que estoy por computar esos 7 kilómetros senderistas como parte del entreno de la semana, porque en realidad fue también un sesión. 17,5 kilómetros que me dejaban las piernas bastante cansadas para la batalla que íbamos a librar Merche y yo en el Parque Natural de Els Ports, en el municipio de Mas de Barberans: íbamos a correr una carrera por montaña de 18 kilómetros que prometía ser dura, con +1300 y muy técnica. Doy fe de ello después de haberlo vivido.

 En cuanto a la semana, se había saldado con un total de 94 kilómetros, algunos de los cuales habían sido bastante tranquilos, pero esos también suman. Merche también había cuajado una prolífera semana con 61 kilómetros.







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