RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 4 de enero de 2016

VIERNES 1: TRAS LA INDIGESTIÓN TOCABA MOVERSE

Tras una excursión maravillosa en el Valle del Río Agueda, la cual hicimos andando los cuatro, tocó regresar a casa. Comimos pasado el Puerto de Somosierra a unos 45 kilómetros de Madrid y llegamos ya cuando la tarde comenzaba a dejar de serlo y se abría paso la noche. Los excesos del Fin de Año me habían pasado factura durante toda la noche, y no hablo de resaca ni de mareos, hablo de indigestión, y es que no estoy acostumbrado a comer tanto. Junto a este problema se unían los remordimientos de conciencia por sentir que estoy perdiendo aún más la forma ya que a estas fiestas y sus comilonas había que sumarle el efecto de mi pubalgia. Ambos problemas me hacen pensar que no estoy comenzando muy bien 2016 para tratar de abordar con ilusión este que es mi hobby, ¿o quizá es que estoy perdiendo dicha ilusión?. Sea como fuere me cambié y mientras lloviznaba me fui a correr, pero antes de ello había estado tentado a enfrentarme con la báscula (suerte que al final no caí en la tentación y no acepté el reto). Me encontraba bien, aunque obviamente bastante pesado digestivamente hablando. Hice dos subidas con soltura y tras esto, en una noche bien fresquita, me dirigí a los Cerros de la Aguzadera. Ya en el Camino de Membrilla bajé un poco más para acabar regresando a casa por el camino paralelo al del Peral. Unos 13,5 kilómetros que ayudaron a que pese a todo hubiese acumulado una buena semana de entrenos:
  1. Sábado 26 de diciembre: entreno complicado en el que no acabé nada satisfecho. Me sentía sin ritmo y aunque la subida a los molinos eólicos de la Sierra del Peral no resultó mala del todo en la última fase del entreno me encontré mal de lo siempre últimamente: la cintura se me cargó y tuve que soportar las molestias.
  2. Domingo 27 de diciembre: corrí en Linares con Mercedes, haciendo una bonita ruta por la vía verde de la Virgen de Linarejos, y comprobando la belleza de las ruinas de las viejas minas. 14,6 kilómetros a un ritmo discreto, por encima de 6´ que a mi me sirvió de trote regenerativo y para Mercedes supuso un entreno que la acercaba más a su recuperación. Mi lesión no se quejó apenas.
  3. Lunes 28 de diciembre: era el día en el que había que meter intensidad y eso traté de hacer. Elegí el circuito de algo más de 13 kilómetros que me regresa por la vía de servicio de la A4 y completé un buen entreno, a Dios gracias. En realidad fue un interval a razón de 3´fuertes y 2´suaves y en el tramo de interval cuajé 6 buenos kilómetros entre 4´20 y 4´30´´ y una media total de 4´34´´. Lo negativo es que no pude terminar el interval hasta donde yo quería de forma que los últimos 4 kilómetros y medio los hice más suaves (los 3,5 kilómetros finales a ritmo constante 4´50´´), pero no se debió a la pubalgia y sí a mi estado de forma. Salieron unos 14,5 kilómetros.
  4. Martes 29 de diciembre: aprovechando las vacaciones Merche y yo hicimos algo que deberíamos realizar más a menudo: por la mañana fuimos al complejo deportivo y allí estuvimos haciendo una sesión de pilates que me dejó baldado. Tras esto hicimos elíptica, pesas, sauna y estiramientos. Ya por la tarde cogimos la moto y nos acercamos al Paraje del Peral para realizar una tiradilla suave, pero en la segunda parte de la misma a Mercedes le iban las piernas y cogimos un muy buen ritmo; quizá no la había visto correr más rápido antes. Acumulamos casi 9 kilómetros que se pueden sumar a los casi 5 de la elíptica.
  5. Miércoles 30: fue día de descanso, o más bien de viaje a tierras segovianas.
  6. Jueves 31: mi mujer y yo despedíamos el año con una tirada preciosa, tipo trail, por las poblaciones de Requijada, Arahuetes y la Velilla. Unos 14,5 kilómetros inolvidables. Lo de menos fue el ritmo.
  7. Vienres 1: inauguraba el año con un par de subidas al Cerro del Ángel y vuelta por los Cerros de la Aguzadera. No medí tiempo, aunque las sensaciones no fueron malas del todo, si tenemos en cuenta los excesos de las horas anteriores. Sumé otros 13,5 kilómetros
De esta forma, si hablamos de kilómetros salió una buena semana con  92,8 kilómetros. Eso sí, poco intensos. Como comienza un nuevo año esperemos que vengan cosas buenas, a poder ser mejores que las que vengo viviendo.

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