RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 1 de diciembre de 2015

LUNES 30: ME DESPIDO DE NOVIEMBRE. ¿ME DESPIDO TAMBIÉN DE MI LESIÓN?

Hay que ver cómo cuando no hay alegrías con que poco bueno que suceda le sale a uno la sonrisa. Ayer noche era de esas en las que salir a correr hiela los huesos con sólo pensarlo, pero hace unos días que decidí darle un mordisquito al barrote de mi jaula y con ello quise iniciar un nuevo ciclo, así que cuando me estaba cambiando de ropa en mi dudosa disposición para salir a entrenar, pensé en ello : "soy un hamster que trata de escapar de su celda, aunque sea royendo el hierro". Parece mentira, pero eso me espoleó y salí a la calle con predisposición para entrenar con ganas. Ataviado con camiseta térmica, polo, mallas, guantes, pañuelo y braga, los males del frío son menos, y sobre todo cuando te pones en movimiento y tu calor corporal empieza a compensar la temperatura ambiente. Fue dar las primeras zancadas y ya supe en gran medida cómo iba a ser mi entreno, porque cuando al iniciar la carrera me siento bien, de veces las menos, sé que será una buena sesión, sé que la cosa no se va a torcer. Afortunadamente iba a tratarse de un buen entreno porque mi cintura no me decía nada: ni bueno ni malo y porque me hallaba suelto. Tanto es así que ya desde el comienzo cogí buen ritmo para acometer la sesión de interval de 400 zancadas rápidas, 200 más lentas. La pena fue que no le dí al crono y no soy capaz de saber el ritmo final, pero desde el kilómetro 2 yendo por el Camino de los Ladrones,  cuando comencé con los cambios, las buenas sensaciones empezaron a bailar a mi alrededor, lo que provocó una sonrisa interna que ya no me abandonó en todo el entreno. Fue de esas situaciones en las que vas rápido, como hacía tiempo que no ibas, que no molesta nada, puedes apretar, pero sabes que no hay que tentar la suerte y te reservas, no vaya a ser que por hacer alardes des un paso atrás. Y en un pis pas, me ví regresando a casa por el Camino Membrilla, y alcanzado este acometí la cuesta tendida de dos kilómetros como si no hubiera pendiente que salvar, con cambios rápidos que eran más rápidos de lo que últimamente venía haciendo, y con cambios lentos que no eran tal. ¡Ya no recordaba algo así!, quizá el último entreno similar fue allá en marzo o abril. La bajada por el asfalto fue casi como flotar, sin dolor, sin costarme y llegué a casa, contento, entero y sin molestias. Calculo que había bajado ampliamente de 50´ para los 11.160 metros del recorrido, pero no puedo asegurarlo. En cualquier caso no importa mucho, me quiero quedar con esta mejora, este al menos a día hoy, paso adelante. Nos despedimos de noviembre y también querría decir "adiós para siempre" a esta puñetera lesión que tanto me ha minado la moral.


2 comentarios :

  1. ¡Claro que si!, hay que verlo positivamente y cualquier pequeño logro nos anima tremendamente.Espero que siga la progresión.Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias nuevamente Juan Carlos. Creo que estoy en la última fase de la lesión, en la que puedo ya correr más rápido y puedo aprovechar para fortalecer, pero todavía no estoy recuperado del todo, asi que tengo que tener cuidado

      Eliminar