RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 4 de agosto de 2015

MIÉRCOLES 29: LA IMPORTANCIA DE ALTERNAR EL RUNNING CON OTROS DEPORTES/EJERCICIOS


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Esas son las vista que tenemos desde la cinta...
 
Correr no es de cobardes, ni mucho menos, hay que ser valiente para afrontar el reto diario de calzarse las zapas y salir a hacer tu entreno, haga calor, frío, nieve, llueva o aunque el viento te echa atrás. Es un verdadero reto mental el conseguir ser constante y cumplir tus planificaciones de cara a cumplir tus pequeños objetivos, y cuánto más lejos llegas más lejos quieres llegar, cuánto más rápido avanzas, más rápido quieres avanzar... Sin embargo llega un momento en el que está cercana la saturación por el hecho de correr y poco más. Ese ejercicio mecánico puede fagocitarte si no encuentras vías de escape. Como alternativa al asfalto tenemos las pistas y caminos, para variar el llano, tenemos la montaña y el olor a naturaleza, si te agobia el crono y los tiempos siempre puedes escaparte y machacarte un largo rato sin vigilar el aparato que mide el tiempo o el ritmo. Aún así muchos acaban descubriendo un filón en el momento en el que alternan su actividad casi diaria de running con otras actividades paralelas como la natación, el fitness, pilates o la bicicleta. Todas estas válvulas de escape pueden ser divertidas y hacer más ameno tu plan, y todo ello obteniendo beneficios físicos y mentales.

Dicho todo esto, me ha costado dar el paso, pero desde hace un mes estamos toda la familia abonados a un centro de esos en los que la oferta es variada: piscina cubierta, spa, pilates, pilates acuático, fitness, acuagim, etc. Pues bien, el miércoles tocó desconectar un poco y Merche y yo nos adelantamos a los niños yendo a la sala de musculación donde estuvimos haciendo durante un buen rato bicicleta estática (yo 10 kilómetros y ella unos 6). También estuvimos corriendo en la cinta, que con el calor que hacía en la sala convertía esta actividad en un esfuerzo exigente. Yo acabé haciendo sólo 2 kilómetros y Merche se marcó otros 5 kilómetros acabando a un ritmo por debajo de 5´en el último kilómetro. Tras esto llamamos a los niños y nos reunimos todos en la piscina cubierta. Aún me dio para hacer 12 largos extras en un arte que se me da más bien regular, eso de nadar nunca fue lo mío. Merche hizo lo propio, así como los críos. En conclusión, esta sesión nos sirvió para que Merche desconectase un poco, y se aprovechase de que está en pleno tapering para tomarse las cosas desde un punto de vista más relajado y tranquilo. Eso sí, una parte de los kilómetros hechos en bici son computables y los de la cinta son computables 100%, ¡qué todo suma!



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