RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 19 de agosto de 2015

JUEVES 13: VIAJE, LLEGADA Y EL PEOR ENTRENO DE MI VIDA EN HELSINKI

El martes fue de esos días que siempre ilusionan: viaje de solteros, con tiempo por delante para hacer noche en Barajas, y a la madrugada siguiente a coger el avión a Helsinki. Habíamos comido en casa y tras esto nos fuimos dirección a Madrid; en la zona de San Fernando de Henares hicimos parada obligada en un Decathlon, muy grande por cierto, donde estuvimos picoteando de aquí y allí, complementos para el running, ¡como no!, y tras esto nos dirigimos al Hotel Tach en Barajas, un hotel muy recomendable para hacer noche antes de coger un vuelo, ya que te ponen servicio de ida y vuelta de microbus al aeropuerto, tienen parking bastante barato para esos días de ausencia y un excelente servicio de cena y desayuno (éste último sea a la hora que sea), y todo en un hotel muy bonito, con amplias habitaciones, muy buena atención del personal y a un muy buen precio. 

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Dormimos bien, Merche no se desveló y tras un buen desayuno cogimos el microbus del Tach dirección al aeropuerto. Llegábamos a la puerta de embarque de nuestro vuelo directo a Helsinki sin tener que esperar mucho tiempo; el vuelo sin incidencias y pisábamos tierra en la capital finlandesa a la hora prevista. Lo primero que noté al salir por la puerta del aeropuerto fue una sensación de calor que no esperaba, y es que como luego pudimos comprobar, el sol en esas latitudes pica bastante y cuando no corre la brisa del Báltico la sensación térmica engaña, aunque estés a 21 grados. Eso sí, tan pronto te tienes que quitar la chaqueta como te la tienes que poner. Esto en agosto, que es el mes en el que los "helsinqueños" salen a la calle a disfrutar de su "lorenzo". El autobús nos llevó a la "Central Station" y una vez que nos bajamos del mismo comenzó nuestra aventura turística. 





De camino al hotel pasamos por una de las Catedrales, la que está en la Senator Square. Muy bonita...


Comimos en un mercadillo en la zona portuaria. Esa primera comida nos pasó factura debido a las especias (ojo con la especie de mayonesa que echan a casi todo). Concretamente, yo comí algo parecido a una paella con cachos de salmón y verdura, y Mercedes un revoltijo con Salmón, pescaitos y verdura. Comida fresca pero especiada, como digo. La anécdota del día la protagonizó Mercedes cuando llevando un delicioso helado de chocolate con una única bola que nos había costado la friolera de 4 euros, fue atacada por una gaviota, despojada del cono y contemplamos como un montón de gaviotas chillonas se arremolinaban y devoraban nuestro helado.


Llegamos al hotel Best Western Premier justo en la isla que se a la derecha de la imagen, Katajanokka, muy cerca del centro y del bullicio de la ciudad. Ese hotel fue una prisión durante más de 100 años. Han habilitado todo para que se siga conservando el leitmotiv carcelario pero sea super confortable y uno se sienta bien en un ambiente que otrora seguro que no sería tan agradable.










Un hotel muy muy recomendable....no en vano es el sexto mejor valorado de Finlandia. Y nos salió por 315 euros cuatro noches con desayuno incluído.

Tras una breve siesta salimos a dar un paseo por las inmediaciones de la isla y también por la zona de la Central Station...



Esa es otra catedral, en este caso ortodoxa. Concretamente se llama Cathedral Urpenski









En los mercadillos venden berrys que están buenas, algo sosas para mi gusto. Muy caras también, esa bandejita 6 euros. 









Al fondo el Senado.



 






Como se aprecia en la foto de abajo la tarde se fue tornando a nubosa hasta que a eso de las 17 horas comenzó a llover y no paró en dos horas. Mereció la pena volver a sentir la lluvia aunque fuese tan lejos de casa. 




Cenamos en un Vapiatto, cerca de la Central Station, muy recomendable también. Antes de cenar tuvimos que enterarnos de como era el sistema para pedir, y es que nos dejaron dos tarjetas y no entendíamos muy bien para qué servían: era obvio, para que cuando pidiésemos se cargase en la misma lo que habíamos pedido y su precio.
















No nos costó mucho dormirnos, estabámos muy muy cansados y yo puse el despertador a eso de las 06:00 horas; no había corrido ese miércoles y el jueves había pensado realizar una tiradilla de unos veintitantos kilómetros que coincidiese con parte del recorrido de la vuelta larga de la maratón. Me levanté a la hora prevista, me mojé un poco la cara, y sin dejar de repetir la especia de la comida del día anterior, me calcé las zapas y salí a la calle. A las 06:30 Helsinki es como Madrid a las 09:00 horas, todo el mundo está ya en la calle de camino al trabajo. Muchos establecimientos ya están abriendo, ¡increible!. Me puse a dar las primeras zancadas y me hallé muy cansado, sin fuerza y sin ganas. Cogí dirección a la Central Station y de ahí al Estadio Olímpico donde tenía pensado volver a poner el Garmin en marcha, justo desde donde sería la salida de la maratón. A un ritmo lento y cansino llegué a la estatua de Paavo Nurmi, paré el Garmin y comencé un nuevo entrenamiento cargando el recorrido de la primera vueltaa, el cual tenía grabado en el aparatito. Fui avanzando comprobando que los primeros 2 kilómetros tendían a picar hacia arriba. Fui dejando calles concurridas para entrar en zonas más arboladas hasta llegar a una zona por donde discurría un carril y a la derecha una carretera, muy arbolada y con el mar en la margen izquierda. Lo iba pasando mal, sin ritmo, con molestias digestivas, capeando las fuerzas y qué decir de mis molestias en la zona púbica. Por momentos pensé que no podría acompañar a Merche en la maratón, o de hacerlo lo pasaría peor que ella. Me salí varias veces del recorrido, perdido literalmente (no me extraña tras comprobar dos días después por donde discurría la maratón. Mucha cuesta, muy duro se me hizo. Llegué de nuevo a la ciudad tras atravesar no sé cuántos puentes, muy bonito todo eso sí, pero en un entreno desastroso y desagradable. Crucé un largo puente con vistas al Báltico, y fui siguiendo el recorrido a orillas del mar, por una larga zona de recreo que largos parques. Lo estaba pasando francamente mal, con fuertes dolores en la cintura y en las ingles y cuando llegué al mercadillo donde la famosa gaviota nos robó el helado, anduve un poco. Después reanudé la carrera justo ya a menos de un kilómetro del hotel. Cuando llegué a la habitación eran ya las 09:30, había tardado casi 3 horas en hacer unos 25 kilómetros, eso sí, teniendo en cuenta el tiempo perdido en las paradas cuando me salía del recorrido. ¡Sin duda el peor entreno de mi vida!, que pena no haber podido disfrutar de paisajes tan fabulosos.

Tras esto nos fuimos a desayunar, acto que me vino de perlas como demuestra la última foto.





En la siguiente entrada os trataré de describir el previo y la propia maratón. Una experiencia increible e inolvidable......




4 comentarios :

  1. Detallada salida y llegada a la capital de Finlandia, la crónica vale como guía turística; menos mal que el sábado no se reprodujo el entretenimiento. Recuerdos para la nueva Maratoniana.

    Saludos, Emilio Díaz.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. ¡Menudo reportaje! Ahora toca recuperarse y disfrutar recordando los buenos momentos vividos.

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    1. Gracias. He colgado otra bonita entrada y a ver si hoy cuelgo la crónica

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