RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 1 de marzo de 2015

SÁBADO 28: DESPIDO FEBRERO LLENO DE ESPERANZA

Una vez terminado el primer plan de los tres que va a costar recorrer mi largo camino a Helsinki, comenzaba la segunda planificación con la duda de si debía tomarme un descanso o no. Pero ayer sábado hacía un día fabuloso para salir a correr y después del duro invierno, de las mallas, camisetas interiores y un sinfín de accesorios dispuestos para engañar al frío, no podía desaprovechar la oportunidad de llevar a cabo un entreno tan sólo con una camiseta y un pantalón corto. Así que unos minutos antes de las 12 del mediodía salí por la puerta de casa con la idea de realizar una media maratón recorriendo el circuito que yo denomino "El de la Shell de la autovía". Consiste en coger la vía de servicio de la AIV sentido Madrid, llegar a esa estación de servicios, tomar el Camino Carretas hasta la Carretera de La Solana, bajar hasta el Peral, atravesarlo y de ahí a casa. La primera parte del circuito fue un poco desagradable porque el viento soplaba de cara y sin ser muy molesto no me dejaba desarrollar el ritmo que quería. Además, no había entrado en calor del todo, no porque hiciese mala temperatura, sino porque la máquina no estaba aún bien engrasada. En cualquier caso fui llevando una media en torno a los 5´el kilómetros. Lo sé por la hora en la que pasé por la gasolinera, y no por el tiempo del crono ya que lo llevaba apagado. Por el Camino Carretas la cosa cambio y mucho ya que comencé a disfrutar del entreno, con las piernas sueltas y yéndome a un ritmo que se iba acercando a mi ritmo objetivo, 4´10´´, lo me hacía bajar la media. Lo que en otras ocasiones se me hacía largo y pesado en este día no fue tal, de forma que alcancé el Peral con bastante ritmo y muy bien de piernas. Decidí dar un pequeño rodeo en lugar de subir directamente al Camino del Peral, de forma que atravesé el paraje yendo a "la pradera" como la conocemos, y desde ahí subí por el camino asfaltado y empinado que me lleva al caminillo "sin nombre" y que finalmente acaba cortando al del Peral. Las sensaciones siguieron siendo bastante positivas y cuando la pendiente se puso a mi favor metí una marcha más lo que aceleró los acontecimientos y casi no me enteré de que llegaba a casa. 

Los entrenos me están dejando pistas sobre mi estado de forma, pero sólo son eso, pistas. Ayer pude hacer sin forzar, y yendo suave en el primer tercio, 1 hora y 39 minutos para recorrer 21350 metros. Podría haber seguido otros 10 kilómetros al ritmo que había adquirido, que era muy vivo, ya que sobre todo en el último tercio me moví prácticamente en el ritmo objetivo de la maratón, 4´10´´. La media de 4´38´´ es para mi muy buena y ahora lo único que busco es conseguir alargar mis tiradas consiguiendo ritmos similares o incluso mejores. Para ello tengo 5 meses aún. Uno de mis enemigos principales será el calor del verano, allá por junio y julio, meses vitales en la preparación de esta maratón.

En casa volví a estirar bien, con cero molestias y con ganas por la tarde de volver a salir, pero decidí contenerme. Por su parte Merche salió a realizar 3 series de subida al Cerro del Ángel por el carreterín, un total de 11 kilómetros que le sentaron bastante bien, según me dijo.


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