RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 22 de marzo de 2015

ESTA VA POR DOS AMIG@S QUE LUCHAN CONTRA EL GIGANTE QUE ROBA VIDAS

Hay gigantes buenos y gigantes malos; estos últimos se empeñan en echarnos zancadillas; he llegado a la conclusión de que les molesta el hecho de que podamos tener una vida digna y plena, larga y feliz. Sé de dos amig@s que andan esquivando las trampas que les pone uno de esos gigantes terribles que tan bien conocemos por desgracia ya que quien más o quien menos ha sufrido en un familiar, amigo o conocido, o incluso en un ser querido esta lacra, que no voy ni a nombrar.

Pero he de deciros a los dos que sois guerreros, no en vano os habéis forjado en mil batallas con miles de kilómetros bajo vuestros pies y la piel ajada de tanto esfuerzo. Así que como río que se desborda y arrambla con todo lo que encuentra a su paso, queremos desde aquí daros toda la energía para que os aferreis a vuestro sueño vital. No dejéis que pensemos que este tránsito efímero que tenemos asignado pierde su sentido y, por favor, seguid poniendo vuestra voluntad como ejemplo, embargándola cada día para sacar ventaja en esa pelea que libráis. Sabemos que os habéis levantado mil veces tras mil caídas, y tenéis que comprender que no hay mil sin mil una, que si volvéis a levantaros os haréis más fuertes y todos nos sentiremos uno. Si os asalta el miedo no se lo mostréis al gigante que éste sabe usar tretas para aumentar vuestro temor y no queremos eso; más al contrario deseamos que os vea grandes, invencibles. Invoquemos al gran espíritu de nuestros antepasados para que pueda ayudaros en la batalla, y que cuando apretéis los dientes, clavéis las uñas en vuestras palmas y halléis ese gen rebelde que sabe vencer cualquier obstáculo, sintáis que estamos con vosotros, que no estáis solos. Pero por encima de todo no olvidéis que con vuestro arrojo no os estáis diciendo que estaréis en este mundo muchos años más, y cuando siendo viejecitos tengáis que pagar la moneda al barquero, hasta él os recordará que vuestra gesta se transmitió de boca en boca en el más allá, y creció como conciencia colectiva que se contagia y se fortalece con su conocimiento. Ojalá que nuestro destino sea formar parte de esa gran fuerza eterna que combate lo malo y ayuda a que generación tras generación los pobres mortales más encoraginados sean capaces de sentirse libres ante la adversidad.

2 comentarios :

  1. Siempre vale la pena luchar....por ell@s

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    1. Tú conoces bien uno de los dos casos. El otro es de una compañera de aquí de la provincia de Ciudad Real

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