RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 4 de diciembre de 2014

LUNES 1: Y YO CANTANDO VICTORIA

Es lo que tiene eso de cantar victoria antes de que haya finalizado el partido. Lo digo porque el lunes en el entreno intenso que traté de realizar surgió un problema que creía ya superado. Comencé fuerte, a buen ritmo, con la idea de realizar el circuito de 13 kilómetros que tengo establecido y que discurre por el Camino de Membrilla, va hacia la autovía y regresa por la vía de servicio de la misma. No llevaba nada más que unos 25 minutos cuando sentí como se me cargaba el isquio dichoso de la pierna derecha sin casi previo aviso. No llegó a ser contractura ni ser tan notorio como en la Maratón de Valencia, pero sí lo suficiente alarmante como para bajar el ritmo y tomar el resto del entreno con más calma. Seguí corriendo en la noche a relativo buen ritmo pero nada que ver con la idea que tenía preestablecida para esa sesión. Al final bajé el pistón y no quise forzar más, saliéndome en torno a 1 hora. En casa estiré sin dificultades, lo cual es buen síntoma, lo que me deja con dudas es la idea de que al forzar mi pierna se queja.


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