RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 14 de septiembre de 2014

VIERNES 12: POR FIN TERMINO LA SEMANA, LA PENÚLTIMA

El viernes por la noche entrené la actitud. Ya había entrenado en este plan el avituallamiento, correr con calor, salir después de comer o de cenar, estar un montón de horas sin parar, etc, pero el viernes fue especial: no tenía ganas de correr, cero ganas, y aunque sea una tontería, tuve que convencer a mi mente y me costó tanto que lo hice ya muy de noche. Mi mujer ayudó en el proceso ya que me dijo que se venía conmigo y por ello se hizo todo algo más fácil. Finalmente no fue tan duro, sólo era cuestión de ponerse y lo demás venía rodado. Nos fuimos hacia el norte y las piernas iban cómodas. Por un momento el ritmo fue vivo y Mercedes aguantó bien. Regresamos, como es muy habitual, por el Camino del Peral y ¡ya está!, terminada la semana. Poco más de 9 kilómetros que no suman mucho pero si los suficientes, los necesarios para cumplir la cifra que psicológicamente era para mi importante alcanzar: los 75 kilómetros.

Ahora es más fácil, tan sólo tengo por delante de mi 60 kilómetros, si quiero 50, porque no quiero hacer nada ni el jueves ni el viernes de la semana que viene. Por lo pronto ayer hice casi 20 kilómetros por lo que se puede decir que ya está el plan hecho, aunque se ha estado resistiendo.

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