RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 30 de septiembre de 2014

LUNES 29: CONTINUO CON FARTLEK, Y ESTA VEZ BAJO LA LLUVIA

Ayer lunes recuperé las piernas del pequeño esfuerzo del domingo, así que cuando salí a correr tras la cena decidí que cambiaría el plan y haría más de lo mismo: fartlek, pero en esta ocasión una sesión más corta. Hacía fresquito y chispeaba lo cual invitaba a correr y eso hice, poniéndome ya desde el principio a muy buen ritmo, cercano en ocasiones a 4´15´´. Llegado al camino bajé un poco el pistón, aunque la cadencia no era mala, y lo mantuve en paso tras los Cerros de la Aguzadera. En la cuesta de la vía de servicio de la AIV apreté los dientes y subí fuerte sintiendo que las piernas respondían bien y ya en la falda del Cerro del Ángel justo cuando comenzaba a la bajada, estiré zancada y me dejé llevar sintiendo buenas sensaciones. Hacía unos 10 minutos que había comenzado a llover, no mucho pero si lo suficiente como para refrescarme e incluso empapar la ropa, pero no me importaba, me siento bien corriendo bajo la lluvia. El mejor tramo fue el que hice hacia el Parque Cervantes en el que por momentos aumenté la longitud de zancada y cogí buen ritmo, y como se trataba de fartlek de vez en cuando bajaba el pistón y también de vez en cuando aumentaba mis pulsaciones. Al final hice en torno a 10 kilómetros y medio en 47 minutos. Al enfriarme en casa volví a sentir el castigo en las piernas, tal y como ocurriera el día anterior. Estoy tratando de habituar mi organismo a las nuevas circunstancias.


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