RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 15 de agosto de 2014

MARTES 12: DOLORIDO Y CORRIENDO

El domingo fue un día horrible, porque llegué a la casa rural a eso de las 06:45, me duché y me acosté pero ya no podía pegar ojo; además, me daban pequeños tirones en las piernas que resultaban imposible descansar. A eso de las 10 me puse en pie y tras desayunar y hacer las maletas, nos despedirnos de Luis y de Amparo y pusimos rumbo a San Pedro del Pinatar. Comimos en la carretera y llegamos al hotel a eso de las cuatro de la tarde. No me tenía en pie, así que fue fichar, subir a la habitación y caer rendido en la cama. Merche y los niños se fueron al spa, pero yo no estaba para esas historias. Me levanté ya mejor y mejor aún me encontré tras la cena. Al día siguiente también tocó descanso y lo dedicamos a ver la zona y a disfrutar de la playa. Sin embargo el martes por la mañana, antes del desayuno, Mercedes y yo nos levantamos y nos fuimos a correr por las salinas. Me dolían bastante las piernas, pero no tenía ni molestias ni mucho menos lesiones, así que fue cuestión de calentar y entrar un poco en faena. Lo peor fue la humedad que impedía correr a gusto. Hicimos unos 65 minutos que me vinieron bien para retomar mi plan.



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