RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 8 de enero de 2014

MARTES 7: DOBLAJE OBLIGADO

 

El hecho de que la lesión va desapareciendo de mi mente y que me veo obligado a apretar el ritmo de entrenos para llegar con disposición para terminar la maratón en Sevilla, me obligó a tener que doblar ayer. No se trataba de un doblaje de intensidad, pero todo entreno doble supone un importante sacrificio, máxime si ese día es además laboral. Al mediodía, tras comerme un atropellado sandwich, salí por los caminos colindantes a mi trabajo. No fue un gran entreno, pero al menos fui bastante suelto, salvo por mis nuevas molestias en el tibial derecho (una clara tendinitis); aunque no estuvo nada mal ya que podía estirar zancada sin notar nada extraño atrás. Además, conforme avanzó el entreno me sentí mejor. No fue para tirar cohetes pero me salieron 48 minutos en lo que fueron aproximadamente unos 8,5 kilómetros.

El plato fuerte, aunque no demasiado especiado, lo reservé para la tarde, justo cuando más costaba. Ya de noche me fui a la pista de atletismo, de la que guardo malos recuerdos de mis entrenamientos pasados, allá cuando preparaba la Maratón de Valencia y utilizaba dicho recinto para realizar series. En esta ocasión, tras un calentamiento que incluyó gradas y escaleras, de unos 15 minutos, hice un muy suave interval a razón de 500 metros a ritmo de maratón y 300 metros muy flojitos, así durante 8 ciclos. Aunque no metí ni la cuarta velocidad, lo cierto es que las piernas lo fueron notando. Los isquios volvieron a comportarse bien, en lo que era una clara prueba de fuego. Me fui a casa descalentando y se puede decir que me gané mi cena. Salieron unos 9,5 kilómetros, que unidos a los del mediodía hicieron unos buenos 18 kilómetros habiendo metido un poquitín de calidad. Lo peor fueron las molestias en el tibial derecho, que se volvieron a repetir. Lo mejor, comenzar a poder entrenar como Dios manda.




5 comentarios :

  1. No te apretes demasiado Javier, los doblajes son para los especialistas, nosotros con una sesión vamos bien, ademas tu tienes el riesgo de recaer, aunque sea dificil, ten paciencia, haz rodajes y algunos cambios de ritmo o series, y haz cuestas para la fuerza, que las escaleras también son muy lesivas, de todas formas tu eres el que mejor te conoces y sabes lo que tienes que hacer. ANIMO Y UN SALUDO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Kino, sabios consejos, los tendré en cuenta. En cualquier caso me sentaron bien. Ayer hice cuestas y tampoco me molestó. El doblaje sé que tiene su riesgo, pero es que este fin de semana no hice todo lo que tenía que hacer y sin doblar no me salían las cuentas. ¿cómo vas para lo de Roma?

      Eliminar
  2. Yo creo que deberías hacer caso de los consejos de Joaquín que sabe un rato (sobretodo por experiencia) que hay más días que longanizas. También hay que descansar para asimilar los entrenamientos y desconectar un poco. Un saludo y ¡nos vemos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Ana/Javier, ¡es que soy un bruto!. Me dijo Pedro, el fisio, que ya podía apretar, y yo me lo tomé al pie de la letra.

      Eliminar
  3. Javier, no te precipites, que el año no ha hecho nada mas que comenzar, hay muchos entrenamientos y carreras por delante, si nos perdemos alguna, no se acaba el mundo. ¡Cuídate!.

    Un abrazo, Emilio.

    ResponderEliminar