RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 9 de diciembre de 2013

LA CRÓNICA DE LA MARATÓN DE MÁLAGA: DE MAURICIO Y OTRAS EMOCIONES




Las sensaciones de los días anteriores

Descansé el viernes y estaba contento porque sentía ganas de correr y ya no tenía ningún tipo de molestias en la maldita pierna. Me acosté tarde el viernes, trabajando, pero fue también algo que hice con la idea de dormir poco de cara a que el sábado por la noche el cansancio me abatiera. 

El viaje y la recogida de dorsal

Salimos bien temprano toda la familia rumbo a Linares, donde dejamos a los niños con sus abuelos y de ahí a Málaga. Lo primero que hicimos nada más llegar fue ir a la Feria del Corredor sita en el estadio de atletismo.

 

 
Allí me encontré con Manuel Valverde, de mi pueblo, que también iba a correr la maratón. Al rato llegó Marisol Gijón, del Pozo Norte y estuvimos recogiendo el dorsal, la bolsa y la camiseta (en esta ocasión fue mi mujer la agraciada ya que le cogí una S del modelo de mujer ya que yo ya tengo tropecientas mil camisetas). De ahí nos fuimos al apartamento, muy chulo y muy céntrico, por cierto, y que aprovecho para recomendar: Apartamentos Debambú, muy cerca de la Calle Larios.

La comida y la cena

Quedé con Alberto Menchero y su gente y nos fuimos a comer a un sitio céntrico donde la pasta te la ponían "de a kilo", hasta que se nos salió literalmente por los orificios nasales, después, a tomar un buen café con tertulia incluida hasta que anocheció. Como anécdota, comenté lo de que me había quedado sin dorsal para la Maratón de Sevilla y lo de la promoción de New Balance, y Alberto llamó a un amigo que regenta una tienda de deportes en Alcalá de Henares, y unos minutos más tarde se estaba resolviendo el tema vía móvil, por lo que ya no tengo porque preocuparme del dorsal, ¡podré correr en Sevilla!. Málaga estaba increible, llena de gente en la calle, con una animación propia de su feria. Ya a eso de las 20:30 quedamos con Marisol, Marcos y su hija Alba y nos fuimos a cenar, ya algo más ligero, de cara a no acostarse muy tarde para la aventura del día siguiente.

La noche y el madrugón

Nos acostamos a eso de las 23:00 horas dejando hechos todos los preparativos, y estaba tan cansado que dormí como un bebé. A las 06:15 horas sonó el despertador y tras desayunar en el apartamento y tener mi "momento all-brand", me quedé muy satisfecho ya que había realizado una perfecta recarga de hidratos, descansado bien y evacuado todo lo que no necesitaba. 

El preámbulo

A las 07:30 nos fuimos a la zona de salida Marisol, Mercedes y yo. Hacía algo de fresco, pero estaba claro que íbamos a tener la temperatura ideal para correr. Charlé con un montón de gente del Extenuación Valdepeñas: Pedro Romero, Enrique Cidfuentes, Manuel Valverde, Alberto y sus ecuaces, etc y tras un breve calentamiento y algún que otro estiramiento me fui a mi cajón, quizá inapropiado para mi estado de forma, el sub 3 horas. Allí, junto a Pedro Romero, esperé el final de la cuenta atrás, prácticamente sin nervios y no pude ver a mi mujer que me requería para echarme una última foto antes de la nueva aventura.

La salida y los primeros 10 kilómetros

Sonó el pistoletazo, había llegado el momento que meses atrás había estado esperando como una oportunidad de hacer una buena marca, pero que con los desaguisados acaecidos desde el verano me habían llevado a replantearme todo y verlo como una maratón de transición. Así que, como lo que era, así salí, "a verlas venir". Pensé que la pierna me tenía que aguantar y que merecía disfrutar de la carrera, pero lo que uno desea no siempre ocurre. Salí en torno a 4´15´´ el kilómetro a unos metros del globo de las 3 horas. La piernas iban sueltas y sin problemas y delante mía veía a Pedro Romero, pero no quería apretar para alcanzarle por no hacer gastos innecesarios. Pese a no llevar Garmin, porque no me apetecía obsesionarme en esta ocasión, pude comprobar que el segundo kilómetro lo pasé acumulando 8´25´´ con lo que el segundo kilómetro había sido hecho en 4´10´´. Cogimos la larga avenida que nos llevaría al Barrio del Palo y me sorprendí alcanzando a Pedro Romero y al globo de las 3 horas, casí sin proponérmelo. Me sentía bien y continué con el numeroso grupo que seguía a los pacemakers sin forzar apenas. En torno al kilómetro cuatro llegó Enrique Cidfuentes, al que estaba esperando porque está en un momento de forma fabuloso y sabía que iba a acercarse a las 3 horas en el día de ayer. Pasamos el primer avituallamiento y no me dio tiempo a coger nada, pero no importaba, no hacía calor. Sí que bebí un poco de agua en el 7,5 y me sentía feliz porque no me costaba correr. Por un momento pensé que de seguir así podría volver a bajar de las 3 horas. En el kilómetro 9, en cambio, comencé a sentir algo raro en la inserción de la parte baja de mis isquios, es decir, en la maldita zona X. No era ni molestia, pero no me gustaba ni un pelo. 

El kilómetro 10 y lo que venía después

Llegamos al kilómetro 10 y allí cogí isotónica, un plátano y perdí un poco al globo, pero enseguida apreté y los volví a cazar. Sin embargo comencé a comprobar como se me cargaba la zona mencionada poco a poco, sentía el agarrotamiento y la rigidez, y del optimismo fui pasando al más duro de los realismos: ¡no estoy recuperado para correr una maratón!. En el once quedó claro que todo iba a ser un desastre porque ir a 4´10´´ era ya más que molesto ya que a cada zancada sentía una tirantez dolorosa, así que aflojé un poco y el globo y su grupo se fue alejando de mi, inalcanzables, como cuando se marchan tus sueños. Yendo a 4´30´´ tampoco iba bien, aflojé, la molestia aumentaba, ni a 4´50´´ iba ya sin dolor, y tenía ante mi más de 30 kilómetros. La idea de retirarme me dejaba hundido pero era consciente de que no tenía más remedio que hacerlo. A todo esto, me iba adelantando una tropa de gente, que en esa situación de carrera me pasaba a un ritmo envidiable. Así que me propuse continuar a un trote más lento, de aproximadamente 5´20´´ hasta el 15 donde estaba Mercedes y allí retirarme. El dolor y la impotencia me hicieron llorar durante un rato, porque el fracaso es "lo que tiene", pero de repente pensé que no me iba a retirar, simplemente iba a seguir corriendo fuera como fuese, y si me rompía del todo ya veríamos. El kilómetro catorce lo pasé en 1 hora y 4 minutos y llegué a donde estaba mi mujer ya decidido a contarle lo que me había pasado y lo que había decidido, y así hice: le comenté que no se preocupase que todo estaba controlado y que esa carrera la tenía que terminar. 

Desde el 15 con mis pensamientos



Pasar por delante de Mercedes y desde ahí verme solo ante los siguientes 27 dolorosos kilómetros me hizo cambiar de perspectiva. Me habían pasado ya un montón de runners, y más que me iban a pasar, porque el dolor lejos de remitir aumentaba, y llegó el momento que ni a 6´el kilómetro iba cómodo, pero conforme me fui tragando mi orgullo y un halo de humildad fue llenando mi corazón, comprendí que la oportunidad que tenía ante mi era importante: iba a sufrir una maratón e iba a poder testimoniar la misma viendo en escena a todo tipo de corredores, desde los rápidos hasta casi los más lentos; todos ellos me iban a pasar, algunos más cansados que yo, otros muy cansados e incluso algunos casi sin fuerzas: a ninguno lo podría seguir, porque mi ritmo era demasiado lento, pero sin embargo estaría tan fresco físicamente que podría agudizar mis sentidos y aprender de la experiencia. Así fueron avanzando los kilómetros. Algunas personas me preguntaban por mi cojera y brevemente les explicaba mi situación. A esas alturas me habían adelantado ya muchos de mis amigos a los cuales también les explicaba mi mal. En el 18 aproximadamente me pasó Marisol Gijón que me dijo que me retirase, pero yo ya hacía muchos kilómetros que había tomado mi decisión. 

Los mayores dolores y el reflex

Uno no encuentra reflex cuando lo busca. Es curioso, en casi todas las maratones que he corrido me he ido cruzando con gente de la organización que llevaba en la mano reflex y productos similares, pero la Ley de Murphy es lo que tiene. Aún así, justo cuando el dolor comenzaba a desmoralizarme, conseguí dar con una chica en bicicleta me gentilmente me fue a buscar un botecito de la quinta esencia, y minutos después apareció con el objeto de deseo y me rocié bien todo el isquio, ya que la rigidez me subía hasta la zona media del mencionado músculo. Fueron mis peores momentos, ya que me quedaban unos 23 kilómetros y por un momento pensé que no podría conseguirlo. Ví pasar el globo de las 3 horas 30 y eché cálculos, pensando que quizá podría bajar de las 4 horas si era capaz de mantener el ritmo cansino que llevaba, eso sí, no me estaba parando ni para avituallar. 

La media maratón

Alcancé la media maratón en 1 hora 50 minutos. El reflex hizo su efecto y las molestias no remitieron pero al menos las sensaciones eran otras. Por detrás llegó Alberto, que iba bastante cansado, pero el ritmo que llevaba era imposible para mi, así que le acompañé un par de minutos, le cogí agua y de repente le dió "un apretón", que solventó tras unos coches. Unos minutos más tarde me volvió a alcanzar le dí su agua y le encomendé que siguiera con su carrera, yo no podía ir con él, demasiado dolor. 

Hasta el treinta

Entre el kilómetro 22 y el treinta todo se hizo largo y repetitivo; mi pierna izquierda cubría el dolor de mi pierna derecha por lo que por momentos me dolía el pie y un poco el cuadriceps, pero un dolor somero. En una de las pocas cuestas del recorrido me esperaba mi mujer y Marcos, así como Eli, David y María, y me animaron un montón. Traté de calmar a Mercedes, y decirle que todo estaba OK. Lo que vino después fue probablemente lo peor: me iba adelantando gente que ya iba medio tocada, algunos resoplando, otros corriendo de forma irregular, y la mayoría a un ritmo que en condiciones normales sería un trote suavito para mi, y para colmo, habìa una zona de sombra con lo que iba pasando auténtico frío, debido a que el esfuerzo físico no daba para generar suficiente calor. Me dediqué a contar pasos, hasta volverme loco y así me fui aproximando, en eternidades llamadas kilómetros, al 30.

Desde el treinta y la bendición

Hubo de pasar algo que cambiase el curso de las cosas, algo inesperado, como muchas veces vienen las bendiciones. En el 30 me tomé un ibuprofeno, el sol ya me calentaba y llegamos a la zona del Martín Carpena y del Estadio de Atletismo. Me habrían pasado ya unos 700 corredores o más, pero me daba igual. También había conseguido rociarme nuevamente de reflex la zona afectada y el optimismo comenzó a llegar a mi. Seguía yendo fresco como una lechuga, al menos en cuanto a fuerzas y lo que iba viendo ante mi eran en muchas ocasiones gente que estaba ya al borde de la extenuación, pero no podía ir con nadie porque su ritmo seguía siendo más rápido que el mío. Sin embargo me topé con Mauricio en el 32. Enseguida comprobé que iba muy tocado y que le costaba mantener la cadencia, hasta que echó a andar. De repente me llegó una idea: ayudarle a alcanzar meta, así que me puse en paralelo a él y comencé a charlar. Le encomendé que volviera a correr y fuimos trotandillo. Me comentó que iba muy tocado, que era su primera maratón, que no sabía que le había pasado, y yo traté de aportar lo que tenía en mi mano: nada de prisa, algo de experiencia en maratones, fuerza física y un poco de berborrea. Bebió agua, le busqué un gel, me contó parte de su vida, yo parte de la mía y los kilómetros se fueron sucediendo lentamente, pero yo me sentía feliz, porque comenzaba a tener sentido todo lo ocurrido aquella mañana.

Desde el 35 hasta el final

Mauricio, de 44 años, corredor de seguros y persona de gran determinación y coraje tenía que terminar su primera maratón, no podíamos permitirnos vivir lo ingrato de la retirada, así que alternamos momentos caminando con momentos de trote suave, incluso paramos un par de minutos para estirar gemelos. A mi no me apetecía ni parar ni andar, pero no tenía nada de prisa ya. Es increíble que mal se ven las cosas cuando estás vacío, cuando el muro te ha cazado, y estaba claro que habría que ir ganando la batalla a los kilómetros poco a poco, con pequeños logros. Así con pequeñas metas tales como llegar al siguiente semáforo, contar los pasos, marcar un hito como tomar un gel en el 39, nos abrimos paso en la última y larga recta que nos llevaba a la meta. Por suerte en el 39 aparecieron su entrenador y otro runner que ayudaron también a Mauricio a conseguirlo, y así, nos sorprendió el 40, el 41 y desde ahí, todo de un tirón, sin parar. Llegamos mi nuevo amigo y yo a los últimos metros, no se sabe quién de los dos más emocionado, aunque yo iba tan entero que la ausencia de cansancio me hizo vivir el momento intensamente, tanto que en los últimos 200 metros lloré como nunca había llorado antes, ni siquiera en Roma en mis 02:58. Cruzamos la meta en 04:13 en lo que fue quizá el momento más emocionante de mi vida deportiva, dando gracias a no se quien por la lesión que permitió vivir una experiencia como esta. A Mauricio le vieron llegar sus dos hijas, ambas atletas y muy buenas, en lo que fue una lección por parte de su padre de lo que es esto del deporte.

Tras terminar

Tras terminar, Mauricio se encontraba mal, así que tratamos de atenderle para que se encontrase más reconfortado. Llegó su mujer y eso ayudó mucho. A su vez vinieron a saludarme Manuel Pardo primero y Marisol Gijón después, y no pude contener ni mi abrazo ni mis sollozos incontrolados. Le dí mis datos a Paola, la mujer de Mauricio, y salí del recinto para encontrar a mi mujer. Allí estaba con Emilio Diaz, que está hecho un crack y que hizo 03:39, ¡bravo Emilio!, lo tuyo tiene mucho mucho mérito. Abracé a mi mujer y me fui calmando. Ya no me quitaba nadie la experiencia vivida.

Lo sorprendente es que cuando me fui enfriando la tirantez no fue a más y he podido comprobar que no me he roto, al menos seriamente. Quizá haya tenido suerte, pero ahora que lo pienso, casi que hubiera tratado de terminarla aunque el dolor hubiera sido más intenso y el riesgo mayor.

Lo que voy a hacer ahora es quitar el dorsal roído, el 1590 que luce en el plástico de la mochila que me dieron en Roma, y que reflejaba la meta conseguida; ahora voy a poner el dorsal número 102, de la Maratón de Málaga, la carrera de la que me siento más orgulloso.

Esta es mi clasificación:

 DORSALCHIP y la organización de la IV MARATON CABBERTY MALAGA 2013 le agradecen su participación en la prueba.
Los resultados PROVISIONALES A CIERRE DE META que ha obtenido son los siguientes:
DORSAL:102
ATLETA:Francisco Javier Ayuso Mestanza
CATEGORIAVET B

PUESTO EN LA GENERAL:1225
PUESTO EN SU CATEGORIA:294

TIEMPO OFICIAL:04:13:23
TIEMPO NETO:04:13:19
PROMEDIO:06:00.03

Estas fotos son para mi recuerdo, y creo que también para el de Mauricio...nuestra llegada a meta.








Agradecimientos y enhorabuenas

Agradecimientos a todos aquellos que ayer me hicistéis sentir bien, en especial a Mauricio, al que me encontré por casualidad. Enhorabuenas a Enrique que un poco más y baja de las 3 horas, a Pedro Romero, que con casi 60 años volvió a responder con la calidad que le caracteriza marcándose un 03:03, primero de su categoría, a Manuel Valverde que también pulverizó su anterior marca en más de 20 minutos (03:17 es una pedazo marca), Manuel Pardo que además de ser un magnifico corredor también es una magnifica persona y se cascó un 03:12,  a Marisol, que es una crack vaya a donde vaya, a Alberto que volvió a saber sufrir. También a dos nuevos amigos, Rubén y Miguel Ángel, del grupo de Alberto, que estuvieron en sus tiempos, ya tienen otra más en la "buchaca", bueno y a Gemma Arenas, de Almagro, con una cesárea hecha tres meses antes, vuelve a bajar de las 3 horas, sube al cajón y nos demuestra que es eso de disfrutar una maratón; esta vez no ganó pero su tercer puesto creo que vale más que las victorias de las dos ediciones anteriores teniendo en cuenta las circunstancias.

Y esto ha sido todo por hoy. Ahora a pensar cómo puñetas puedo salir del aprieto que supone correr en Sevilla en la tercera semana de febrero aún a sabiendas de que no sé cuanto necesito para recuperarme de esta.








17 comentarios :

  1. Que mala suerte Javier, pero sacastes casta y coraje para por lo menos terminarla y cruzar por meta con orgullo y eso tiene más mérito si cabe, ahora a recuperar y cambiar el chip, mucho ánimo y a seguir adelante. saludos.

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    1. Gracias Paco, no me arrepiento de lo hecho. Ahora a ver cómo evoluciona esto. Por lo que veo tú ya estás saliendo del túnel

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    2. PRÁCTICAMENTE YA HE SALIDO DEL TUNEL, ESTOY FELIZ POR ELLO.

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  2. Felicidades, pues disfrutaste del maratón, aunque fuese con un motivo inesperado, y al final es de lo que se trata, de disfrutar y vivir momentos que se queden en nuestra memoria para siempre, seguro que en esta maratón has aprendido más que si hubiese hecho marca personal, que sin duda pronto la harás, ahora recuperate, y haber si pronto rodamos juntos, ENHORABUENA JAVIER, sin duda un experiencia inolvidable.

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    1. Gracias Joaquín, aprendí y fue inolvidable. Ahora a seguir avanzando. Tenemos que quedar a rodar en cuanto me recupere

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  3. Soy Mauricio. Querido Javier, ayer Domingo, se tuvieron que reunir muchas casualidades para que tu y solo tu aparecieras en mi lucha contra la Maraton. Hasta ese Kilometro fui de lujo, estaba alcanzando el globo de 3,45 y ese debería haber sido mi tiempo, pero no lo más importante me lo enseñaste tu ayer. No es el tiempo que consigas, no son los entrenos que hagas para llegar aqui, el verdadero sentido para nosotros que no luchamos por las medallas esta en ayudar a tu compañero. Ayer pague la inexperiencia, y cuando te marchaste después de llegar a la meta todavía tarde 40 minutos en recuperarme porque los mareos fueron provocados por una ingesta inapropiada de geles de hidratos, tanto que lo que me dio fue una hipoglucemia reactiva y hasta que no vomite todo, no me encontré mejor. Pero esto ya es historia, ahora a pensar en la próxima, porque habrá una próxima y esa estará dedicada a ti. Esa será la motivación. Tu me lo enseñaste ayer. Desde Benalmádena, hasta la vista, porque nos veremos si quieres en nuestra carrera urbana. Casa ya tienes para compartir AMIGO.

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    1. Gracias por tus palabras Mauricio, lo de ayer fue muy muy emocionante y el mensaje que comentas que te enseñé lo estuve aprendiendo yo al mismo tiempo que tú. Creo por lo que percibo al leerte que ya tenemos un nuevo maratoniano entre nosotros, porque quien prueba y necesita repetir es que se le ha metido la maratón en las venas, como me pasó a mi hace año y medio (y ya van 5). En cualquier caso ninguna ha sido tan especial como la de ayer. Un honor que nuestra experiencia conjunta y casual sea tu acicate para tu siguiente reto, y da casi por hecho que iremos a correr a Arroyo de la Miel con vosotros. Estamos en contacto y aquí, es este humilde blog, tienes tu casa

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  4. ¡Muy bien Javier! Así es la vida y hay que sacar siempre algo positivo de nuestras experiencias. Seguro que has aprendido mucho con esta última. Un abrazo para ti y para Mercedes.

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    1. Gracias Ana, sin duda el dolor del domingo no era como el dolor de los isquios de la media de Almagro, que podía soportarlo. Casi te diría que me alegro de que haya pasado así. Una buena marca siempre puede tratarse de conseguir pero la experiencia del domingo me la llevo para siempre

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  5. Ahora que te leo, creo que te vi por el km.20 en el lado izdo. echándote reflex, yo pasé la media en 1h45', a ver si en Sevilla coincidimos, con tu nivel, desde luego le has echado mucho valor acabarla así, espero que te recuperes pronto del todo.

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    1. Gracias por tus ánimos y buenos deseos Miguel. Seguro que era yo, en la margen izquierda y con Reflex en la mano, casi no cabe duda. Ahora he puesto fotos con lo que identificarías mi camiseta. A ver si nos vemos en Sevilla y entonces sí podemos coincidir

      Saludos

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  6. Javier, mucho arriesgaste en Málaga, también mucho conseguiste, experiencia muy dolorosa, sufrimiento no solo físico, cuando faltan ¡30 km para que termine la carrera!, lo largo que es un maratón para la mayoría de los corredores, etc., hasta encontrar un objetivo y justificación al sufrimiento y el riesgo aceptado, ayudando y apoyando a un corredor que probablemente sin tu ayuda le hubiera sido mucho mas complicado cumplir su objetivo; este gesto te honra y nos hace recobrar la esperanza de que es posible encontrar ese Angel Guardián cuando mas necesario es, ¡gracias Javier por la lección!.

    Saludos, Emilio.

    Posdata: Siento no haberte visto, tuve que adelantarte antes del medio Maratón, pensaba que si te encontraba seria mucho mas adelante, al no encontrarte, tuve la sensación de que ya estarías en meta o próximo.

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    1. Gracias por tu apoyo Emilio, siempre estás ahí. La experiencia vivida fue algo inesperado; me hubiera esperado cualquier cosa menos esto, y me alegro de que haya sucedido. Todo ocurrió de forma natural, me refiero lo de no retirarme y lo de ayudar a Mauricio, me lo pedía el cuerpo, o más bien el alma. Lo importante de todo esto es que estuve en contacto con mucha gente, viví la maratón en su esencia, y fue una pena no cruzarme contigo, para haberte saludado; llegó un momento que me hacía ilusión que me fuerais alcanzando (a mi que me desmoraliza tanto que me adelanten). Lo tuyo es para enmarcar y espero que Alejandra y tus hijos estén orgullosos de tí, de tu esfuerzo, dedicación y determinación. Mi pierna está igual, no peor, tengo que recuperarla porque lo que tengo es un acortamiento del isquio derecho, es decir, se contrae y se protege cuando estiro zancada, previniendo la rotura. Hoy he salido a correr muy muy suave para mover la pierna y poder estirar largo y tendido después, y ahora me doy de plazo todo el mes de diciembre para hacer las cosas bien, despacito, para empezar, espero, ya recuperado, para entrenar fuerte en enero, pero eso sólo son deseos.

      Un abrazo y estamos en contacto

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    2. Por estas cosas nos gusta tanto la maratón. Enhorabuena a todos. Nos vemos en Málaga el año que viene. Dorsal 828.

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    3. Gracias por tu comentario. Me gustaría volver a intentarlo este año

      Un abrazo

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  7. Javier, créeme que he leído muchas muchas muchas crónicas de maratones. Pues esta, con diferencia es la mejor, la que más me ha emocionado. Esto hace grande a la maratón, y dice mucho de la humanidad y de la bondad de las personas que formamos parte de este deporte. Hoy me has hecho recordar lo que es verdaderamente importante en esta aventura. Gracias! :-)

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    1. Gracias Oskar. Esa maratón es también con diferencia la más emocionante de las que he corrido. Un placer haber visto tu blog, mola mucho. El año pasado la volví a correr, en esta ocasión acompañando a mi mujer y también fue una fabulosa experiencia. Aquí tienes tu casa para cuando quieras venir a visitarnos. Un abrazo

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