RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 9 de noviembre de 2013

MIÉRCOLES 6: RESURRECCIÓN

El miércoles resucité. Por uno de esos mecanismos naturales que nos llevan a sobrevivir cuando la cosa está mal, el día transcurrió en una especie de calma resignadora. Esperaba una noticia laboral que no llegaba y se fue acumulando en mi una especie de rabia contenida que tenía ganas de descargar corriendor, así que cuando llegó la noche me puse poca ropa, porque hacía buen tiempo, y me fui al Cerro del Ángel a hacer cuestas. Las piernas iban bien, pero mejor fueron cuando comencé a realizar las subidas. Apreté los dientes y las piernas fluyeron. Si subí la primera vez fuerte, bajé a tumba abierta y volví a subir mucho más fuerte, y así cuatro veces. Durante el entreno comprobé como mi estado de forma no es tan malo como a vez creo, y más se corroboró a la vuelta cuando regresé a todo lo que daban mis piernas, calculo a que 3´15´´ o 3´20´´ sin que subieran apenas las pulsaciones. No sé que me pasó pero sentía una especie de poder que me permitía correr rápido, justamente todo lo contrario que el día anterior. Para muestra un botón: realicé un tiempo de 1 hora y 7 minutos, para 13250 metros, pero es que en ese recorrido había 4 kilómetros de subida empinada y pedregosa. Sin duda, el mejor entreno realizado desde que competí en la Maratón de Roma.


1 comentario :

  1. Javier, tu estado de forma no sera el óptimo, pero es bastante bueno, ya nos gustaría a muchos estar en esas condiciones, ¡animo! campeón.

    Saludos, Emilio.

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