RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 9 de noviembre de 2013

LUNES 4: NO DEBO PARAR

El lunes ya de noche salí hacia el la Vega del Peral dispuesto a realizar fartlek, y las sensaciones no eran malas al principio. Comencé a realizar cambios de ritmo cuando llevaba 20 minutos y el optimismo comenzó a llegarme en pequeñas dosis: las piernas iban respondiendo. Llegué al Peral, y de ahí me dirigí a Las Aguas, pero antes de llegar, cogí un camino hacia casa. Ya en la última fase, los cambios de ritmo se hicieron más fastidiados, me fui quedando sin piernas, pero aún así no dejé de hacer cambios hasta completar los algo más de 14 kilómetros de entreno, en 77 minutos.


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