RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

LAS ANTIPODAS DE LA NADA

 


Nada es nada, ni siquiera un poco de algo. Me despierto entre sudores en mitad de la madrugada y compruebo que he tenido una pesadilla. Recuerdo que en mi sueño yo no me encontraba en ningún lugar ni tan siquiera era algo concreto, nadie me veía porque nadie había, no había nadie ni nada y ante mi se mostraba una eternidad de inexistencia. Con la sensación de ser un alma deambulando por este mundo en busca de gramos de vida me calzo las zapatillas y me abrigo bien; son poco más de las 5 de la madrugada y había proyectado correr esa mañana pero desde luego no a esas horas; pienso que salir ahora me ayudará a desbloquear mi mente de mi terrible experiencia nocturna. Tomo el camino de ida resignado como si me infringiese un autocastigo pero una vez puesto en faenacambia la perspectiva del asunto y pronto comienzo a encontrar mil razones para justificar lo de moverme a través de la oscuridad por terrenos congelados. La humedad se refleja en el haz de luz del foco y muestra una estela curiosa que se une a la intermitente nube de vaho que se libera ante mis ojos a cada exhalación. Estoy muy vivo, justo allí en este extraño instante haciendo algo impensable antaño; y como una persona es esencia lo que hace, esto es lo que hago y esto es lo que soy. Pasan los minutos rápidamente en un entreno que disfruto y noto que mi cara se arruga al compás de media sonrisa. Acelero y me abandono a mis sensaciones hasta que en la parte menos pedregosa del camino apago la luz del frontal y me dejo guiar por la luz de la luna llena que inunda el espacio lleno de tonos grises. No transcurre mucho tiempo cuando veo una sombra cruzar volando como un rayo tan solo a unos metros delante mía. Demasiado grande para ser un ave así que probablemente se trata de un efecto óptico. Aún así tengo un pensamiento descabellado: se trata de la muerte que me acecha en la noche, y es tan absurda la idea que me echo a reir, así que no gasto ni un segundo más en buscar explicaciones y disfruto del momento.

La señora se mueve liviana buscando almas estancadas; no quiere dejar que la luna le siga el rastro, por lo que flota con una determinación usual en noches como aquella. Pronto siente la presencia de alguien que se acerca en la oscuridad y se apresura a esconderse. Ante sí ve un alma brillante, llena de tonos violetas. Está lejos para poder absorber su ser pero si lo tuviera a un palmo tampoco lo haría puesto que no está buscando alguien como él, no son su objetivo las almas azuladas. Una vez que el corredor pasa delante de ella la señora le sigue de cerca desde el aire, puede olerlo y comprueba que huele a vida. Los tonos que rodean su frágil cuerpo son destellos de tonos azules y malvas. Ella sabe que el mortal girará su cabeza de un momento a otro, siempre lo hacen, así que despliega sus alas y desaparece.

Entre zancada y zancada, entre jadeo y jadeo, siento la presencia de alguien, así que giro la cabeza para comprobar que estoy solo. Efectivamente, allí no hay nadie más que un loco corriendo en la oscuridad. Sin embargo un escalofrío recorre mi columna y vuelve a mi la idea de la nada y el malestar de mi pesadilla regresa multiplicado por dos. Enciendo el foco a pesar de que la luz del reflejo lunar muestra el terreno, pero con este acto me siento más seguro y sigo mi carrera deseando llegar pronto a casa. Una vez en mi hogar me siento seguro, como si hubiera escapado de algo amenazante. Cuando entro en la ducha y disfruto del agua caliente sobre mi piel, me siento muy vivo, como en las antipodas de la nada.

3 comentarios :

  1. Javier, "estas de vuelta" y me alegro.
    Buen relato, algo complejo, pero creo que es el reflejo una época reciente que ha quedado atrás.

    Saludos, Emilio.

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    1. Gracias Emilio, sí, estoy de vuelta, pero en realidad nunca me fui. Espero que lleves bien tus entrenos. Ahora entro en tu blog

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    2. Me alegro de que asi sea.
      Mis entrenos no van mal, espero llegar bien a Malaga. Hoy estuve cerca de tu pueblo, pase por Daimiel, estuve cazando en el Valle de Alcudia.

      Saludos, Emilio.

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