RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 1 de julio de 2013

SÁBADO 29: INICIO EL NUEVO PLAN CON UN DOBLAJE OBLIGADO



El sábado teníamos cita con una "carrerilla nocturna", eso sí, no competitiva. Eran dos leguas y media, por lo que decidí doblar saliendo a correr un rato por la tarde, un par de horas antes del evento antes comentado. Con mis NB 890, las que use para la Maratón de Roma y las últimas competiciones, y tras haber tirado a la basura definitivamente las NB 880 (mientras la hacía pensaba en que con ese acto también estaba dejando atrás para siempre las dichosas molestias), me abrí camino por vías cercanas a casas, con un calor considerable, pero con mejores sensaciones que las vividas en el entreno del viernes, que fueron (por decirlo suave) "bastante mejorables". Llegué a la falda del Cerro del Ángel, y desde ahí fui al Parque Cervantes, donde pasé de largo (no entré en el recinto), hasta llegar a casa. Un aperitivo de 7.100 metros como previo a la carrerilla que teníamos a las 22:30.

Llegué a casa y me duché. Dejamos a la cría con mis padres y nos fuimos Jorge, Mercedes y yo a la Bodegas Megía e Hijos, desde donde iba a salir la carrera antes comentada. Tras charletas y otros avatares, que pondré en la crónica correspondiente, comenzó la carrera, o casi podríamos decir el entreno, ya que vamos sin dorsal y en plan lúdico, pero no deja de ser muy divertido. Mercedes lo pasó regular en algunas fases de la sesión, sobre todo donde había más pendiente, pero fue sobrellevándolo más o menos bien. Ya a la vuelta, tras recorrer el Paraje del Peral, la cosa se puso mejor, debido a la pendiente descendiente y fuimos aproximándonos al pueblo sin grandes novedades. Sin embargo, ya a 3 kilómetros del pueblo y justo al entrar en el carril bici (comenzamos a pisar asfalto después de traer vías de tierra), su rodilla dijo basta y lo pasó muy muy mal. Llegamos a la bodega con un disgusto considerable, pero llegamos sin parar, que es lo importante. Para mi no dejó de ser otro entreno suave, que sumado a los 7.100, los 12.450 que hicimos, supusieron una tirada larga de 19.550 a un ritmo bastante lento, pero un entreno al fin y al cabo.

Lo mejor del día, los aperitivos finales y la convivencia con otros corredores.

 


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