RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 13 de julio de 2013

SÁBADO 13: NO SUELO REPOSTAR EN SHELL


Así es, no suelo repostar en Shell, y no es por nada en concreto, quizá porque no hay muchas estaciones de servicio de esta marca cerca de casa, o quizá porque confío más en las Repsol o Cepsa. El caso es que en el entreno de hoy esto ha quedado patente. Me preparé una tirada larga de 21.000 metros, que ya conozco de otras veces: ir al Paraje del Peral, desde ahí coger la Carretera de La Sola para luego coger el carreterín asfaltado que lleva a la gasolinera Shell del punto kilométrico 191 de la AIV, y finalmente regresar a casa por la vía de servicio.
No pude madrugar, fue imposible, y necesité más de una hora para hacerme a la idea de que tenía que correr una larga distancia, y con el calor. Así que salí de casa a las 11:25 y ya se dejaba notar la alta temperatura. Sin molestias pero algo cansado fui sobrellevando el correr a estas horas y llegué a la fuente del Peral bastante entero aún. Allí me refresqué bien, mojé la gorra y cogí rumbo al carreterín. No llevaba ni 10 minutos y ya se me había secado el agua, incluso el de la gorra, de forma que volvió a aparecer el sudor. Ya en el camino hacia la Shell, se hizo bastante desagradable la sesión, pero pensé que más dura será la Madrid-Segovia cuando me vea en una situación similar con más de 80 kilómetros por delante. Cuando llevaba unos 11 kilómetros me volví a refrescar en la Cañada del Peral, cuyas aguas bajan en abundancia y muy claras, a pesar de la época del año. No me atreví a beber por si acaso, y creo que hice bien, pero mojé la gorra nuevamente. Llegué a la Shell con la idea de tener mi siguiente punto de refresco, y cual fue mi sorpresa cuando comprobé que de los grifos no salía agua, ¡lo dicho, no suelo repostar en la Shell!. Estaba seguro de que dentro de la tienda tendrían un aseo con agua, pero no me atreví ni a acercarme, a pesar de que a las 12:35 el calor apretaba, seguro que más de 31 grados. Así que haciendo de tripas corazón tuve que afrontar los últimos 8 kilómetros sabiendo que no habría más agua con qué refrescarme, y mucho peor: no podría beber. Sin embargo, hubo una circunstancia que sí me ayudó, la brisa en contra que refrescaba el ambiente y atenuaba la sensación de calor. A pesar de esta ventaja, la deshidratación provocó una pesadez de piernas y una falta de fuerza que se dejó notar en los siguientes kilómetros, en los que cogí una buena "pájara". Justo cuando me quedaban algo más de 4 kilómetros, y lo estaba pasando bastante regular, me alcanzó un hombre mayor en bicicleta e intuyendo cuál era mi necesidad me ofreció agua que yo acepté más que encantado. No tenía mucha, pero me sirvió para mojarme los labios y un poco más, y quizá esto me ayudó a llevar mejor el resto del recorrido. La cuesta de la zona de los Cerros de la Aguzadera se hizo dura, más yendo con el ciclista en paralelo el cual me daba conversación. No tenía muchas ganas de hablar pero aún así estuvimos intercambiando impresiones relativas al recorrido que llevábamos cada uno. Ya llegando al Cerro del Ángel, mi improvisado compañero me echó adelante y yo bajé el ritmo porque estaba literalmente "muerto". Aún así puede terminar el entreno en un tiempo que desconozco porque un rato antes había desconectado el crono para no agobiarme más.

En conclusión: buen entreno si hablamos de ultrafondo. He de aprender qué pasa cuando uno no se hidrata cada pocos minutos si el calor está apretando. De sensaciones poco puedo decir, pero al menos no tuve molestias musculares, aunque al llegar a casa me pesaba todo el cuerpo y luego he tenido pequeños episodios de calambres. 


4 comentarios :

  1. Jajajaja, parece Javier que estas relatando mi tirada larga del Viernes, es casi calcada, aunque yo me lleve agua, pero no la suficiente, ademas si no me paré a andar 8 veces no lo hice ninguna, pero esto tiene la calor, sin embargo hoy en la "pisci" estaba de maravilla.
    Haber si quedamos hacer una de estas juntos y las penas compartidas son menos penas.

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  2. Jeje je, sería deprimente si no fuese porque ya sabemos qué ocurre cuando se corre más de 1 hora en estas condiciones. Ahora, en casa estoy insolado y hecho polvo. ¡Cuándo quieras quedamos!, pero ha de ser en fin de semana porque los días de diario corro muy temprano. A ver qué hago el sábado que viene, porque en principio iba a ir al entrenamiento oficial de la Madrid-Segovia, entre Cercedilla y Segovia, pero son 38 kilómetros y es un engorro la ida y la vuelta

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  3. Lastima!, que la mochila no la llevaras el sábado, creo que fue la gota que te convenció de no retrasando su adquisición; en fin correr con calor y tantos km y sin repostajes de Repsol o Cepsa cerca, es muy peligroso :). Me alegro de que solo quedara en un susto.

    Saludos, Emilio.

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  4. Pues sí, llevas razón, ¡ahora sí que no reposto ni loco en Shell. Si no llega a ser por aquel hombre me da algo. El sábado tengo previsto hacer 40, probablemente con mi hermana (ella en bici),así que ahí tendré la oportunidad de probar el equipo y medir las fuerzas

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