RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 20 de marzo de 2013

CRÓNICA DE LA MARATÓN DE ROMA EN IMÁGENES

Tocaba ir a la feria del corredor a recoger el dorsal y el chip. Quedaban tres días para el día D pero ya estaba hecho un flan:


He aquí con mi dorsal recién cambiado. Suerte que me lo reasignaron y pude salir en el cajón B y no en el C:




Estuvimos en la Fontana de Trevi. Pensé: si tiro la moneda es para volver a Roma, y como no se dé bien la maratón juro que no vuelvo. Me lo jugué a cara o cruz...



Por si acaso no volvíamos en otra ocasión, nos echamos la foto de rigor en la preciosa fuente:

 

Tuvimos tiempo de ir al Vaticano y ahí estaba pensando: "con lo del Papa nos han quitado del recorrido este cacho"; "vamos a verlo bien que luego no tendré oportunidad durante la carrera". La calle se tendía cuesta arriba y también me dije: "una cuesta menos chavalote".


 

 En la Plaza Novona no teníamos interés en sacar las obras que se ven de aquel edificio, y si al colega que está meditando sobre el palo. ¿Qué no lo véis bien?. Esperad..


Ahora sí, ¿verdad?. Luego me contáis cómo lo hacía. Se quedaban así minutos y minutos sin moverse. Recuerdo que pensé, "eso es equilibrio y dificultad"; en tu maratón te hará falta el primero, aunque no tanto, y espero que la cosa no se ponga tan difícil".






En Plaza del Populo también otra pareja de estos seres "de otro planeta". A este le salía el palo de los pies. ¡Más difícil todavía!



En la Maratón Village me eché la foto de rigor delante del recorrido. ¡Es fácil seguirlo con la vista, pero todo eso hay que correrlo!


A la salida del Palacio de Congresos nos echamos las fotos de rigor. Yo le dije a mi prima Begoña, "jo, que casualidad que estemos aquí los dos sin haberlo planificado, en Roma, en el mismo momento y para correr una maratón". Casualidades de la vida.


Jesús, el marido de mi prima estaba muy relajado. Él ya sabe que es esto de correr maratones, pero en esta ocasión no le tocaba "dar el callo".











 

Por si no me habéis localizado bien, soy el de celeste. La cara de extreñido se debe al adoquinado que se clavaba en las plantas de los pies. Ahora, ¿véis el gesto?:



Quedé con mi mujer en que me viera pasar por Plaza Venezia en el kilómetro 35 y medio. También pasábamos por dicha plaza en el 39 y medio, pero ella se despitó esperando verme atravesar  el arco de la derecha a una hora en la que estaban pasando los que estaban haciendo poco más de 2 horas y media. ¡Merche!, ¡Qué estoy pasando por la esquina de la izquierda!, ¡No eches fotos al arco desangelado!:



Un poquito antes del 40 me encontré con mi mujer. Toda una sorpresa y me hizo mucha ilusión. La pobre me echó una foto justo cuando me adelantaban dos que iban como motos. Estoy detrás aunque no se me vea:





Para compensar, me echó una foto de mi trasero. Menos da una piedra:





En el 40 la cosa se ponía crudita con los repechos, pero esto se estaba terminando y el crono me era favorable. Ahí voy cabalgando solo hacia el Coliseo:





Aquí algo más de cerca. Fijaros en la cara, no iba mal del todo:



Y aquí justo en el paso. Los globos de las tres horas que se habían quedado atrás me tenían reservada una sorpresa final. Ya veréis:



Todos se acabaron reuniendo para hacerse la foto a la llegada y mientras el grupo disperso ibamos sufriendo. Si sois pace makers, ¡Terminad la faena y echadnos una mano!. En cualquier caso, sin ellos hubiera sido mucho más difícil.




Y ahí llegaba yo. ¡No me lo podía creer!. Venga Javi que bajas de las 02:59 en tiempo oficial. Al final no pudo ser: 02:59:02, pero por tiempo de chip sí. ¡Genial!





Ahí está el crono que lo constata:



Paremos el Garmin para que también quede constancia en el aparatillo. ¡Se terminó!:





Uff, ¡no me mareo ni nada, ni me tengo que agachar, y puedo caminar perfectamente!. ¡No me lo creo!



Pero todo esto cansa. ¡Vaya si cansa!





El brazo en la cadera me ayudaba a sostenerme. Pero he combatido en peores batallas que esta.



Y ahora a llorar. Esto es unos instantes antes de las primeras lágrimas:



Me vestí, recogí la bolsa y me reuní con Mercedes. ¡Esta me la he ganado!:



Es para estar satisfecho. El camino fue largo hasta conseguirlo:





Pero no lo cambio por nada. Volvería a recorrerlo aún sin saber el resultado final. Eso le quiero decir con la mirada a mi mujer.



Ahora venía la "diversión". Pero no para mi. Para mi llegaba la "indigestión". Mejor no poneros fotos de esa parte.






¡Y eso fue todo amigos!. Estoy seguro que pronto habrá más. Sin vosotros estás imágenes no habrían existido. ¡Que lo sepáis!


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