RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 6 de julio de 2012

SEGUNDO DECÁLOGO PARA LA MARATÓN

Continuando con las 50 ideas relativas a la Maratón, después de plasmar el otro día las 10 primeras, vamos con el segundo bloque:

  1. No tomes geles en los primeros kilómetros: hay una corriente bastante extendida que viene a decir que los geles  ayudan, de tomarlos, en la última fase, es decir, en los últimos kilómetros. Tomar geles, por ejemplo cuando llevas 10 kilómetros puede provocar un bajón considerable y ser peor el remedio que la enfermedad..
  2. El maratón es una cuestión de ritmo: la mejor manera de correr una maratón es a ritmo constante, ni de menos a más, ni que decir, de más a menos. Ese ritmo es el que se tiene memorizado a través del entrenamiento.
  3. El maratón es una cuestión de peso, llevar peso de más sólo te perjudicará porque será como correr con una mochila a la espalda. Con más peso se gasta más energía y todo tu cuerpo sufre más. Con más kilos se es, además, más lento. Hay una regla que dice que a las dos últimos dígitos de tu estatura en centímetros le restes 10 unidades y ya tendrás el peso adecuado para correr la maratón. Es decir, alguién que mida 180 centímetros debería pesar 70 kgs para afrontar una maratón. Ojo, pesar demasiado poco puede ser un handicap importante también.
  4. Hay muchos factores en una maratón que no dependen de tí: está bien fijarse una marca y prepararse para ello, pero en maratón se ha de tener en cuenta que hay una serie de circunstancias que pueden arruinarte tu marca, y eso sin que hayas tenido un mal día. Las condiciones climatológicas, la dureza de la maratón en cuestión,  incluso el número de corredores que se dan cita en la misma (no es lo mismo correr una maratón prácticamente sólo que rodeado de mucha gente).
  5. Es importante cargar tu cuerpo de carbohidratos la semana antes: lo que se llama un vaciado previo para luego llenarte de reservas. El glucógeno que tendrás en tus músculos y en el hígado será tu combustible; más vale llevar lleno el depósito. 
  6. El hombre del mazo es imprevisible a partir de cierta distancia:  es algo difícil de prever y de controlar, a veces te visita y a veces no, a veces te visita en el 32 otras en el 39. Se sabe que depende su visita de cómo de preparado estés, de si has ido al ritmo que debías ir, de tu alimentación en los días previos, e incluso de lo que tomes durante la carrera, pero no hay muchas matemáticas en todo esto. 
  7. El turismo del caminante el día antes sólo el justo: es típico cuando vas a correr una maratón internacional fuera de tu país, aprovechar al máximo para hacer turismo. Pegarse un palizón a andar el día antes de la prueba no ayudará mucho a levantarte al día siguiente descansado. Sin embargo hay quién dice que un día víspera bien activa te ayudará a descansar esa noche y te olvidarás de los nervios nocturnos previos.
  8. Aquello que te acaba doliendo mucho cuando terminaste es aquello que hay que fortalecer: generalmente se dice que si al terminar los pies te dolían mucho, es porque no fortaleciste lo suficiente los tobillos. Si las piernas te llegan muy cargadas es porque tu musculatura no estaba preparada para tal esfuerzo. Es una simplificación de la realidad pero algo de cierto debe haber en esa afirmación.
  9. Cuando terminas tu primera maratón o te haces maratoniano o abandonas para siempre la distancia: mucho más de lo primero que de lo segundo. La maratón engancha, aunque hay un grupo importante de corredores que cuando termina la prueba se promete no volverla a correr. Ya no decimos si se disfruta de verás, porque de ser así engancha por el lado del placer. Es decir, o te engancha porque eres un poco masoca o te engancha por el disfrute que conlleva la experiencia.  
  10. La maratón requiere de cierta fortaleza mental: tarde o temprano te verás en la maratón cara a cara con tu debilidad. Cuando llega el momento de sufrir ahí debe aparecer tus fortalezas y es cuando te enfrentas a la maratón en su estado puro. Hay dos formas de sufrir: sufrir estando preparado y siendo un sufrimiento factible y posible, y el sufrimiento de los locos que se enfrentan a un reto sin poder cumplirlo, el cual es un sufrimiento poco saludable y hasta peligroso. Hablamos, obviamente del primer tipo de sufrimiento.

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