JUEVES 31 TIRADA SEMILARGA IMPREVISTA

Tras desayunar y hacer las maletas, nos trasladamos al Hotel Élite Arcadia donde vamos a estar los próximos tres días. Vayas por donde vayas la gente se ofrece para orientarte, no hace falta que preguntes. Los dos kilómetros que hay entre el hostal y el hotel los hicimos andando, con las maletas, eso sí, por decisión propia (propia de los dos se entiende). Vimos un montón de cosas otra vez en dicho trayecto y al llegar al hotel, esta vez menos problemas para comunicarme. Después fuimos al Estadio, que está a 500 metros. Impresionante, lo tienen abierto y están poniendo la placa conmemorativa de los 100 años que han pasado desde su inaguración en los Juegos Olímpicos de 1912. Allí la sueca que estaba arreglando la placa nos echó la foto sin tener nisiquiera que pedírselo (prometo colgar las fotos en cuanto saque un hueco). Como aquello es otro mundo, pueden dejar las instalaciones abiertas, ya que saben que no va a entrar ningún vándalo a ensuciar, o maltrartarlas. Allí sólo había un fiera haciendo series de 400 por debajo de 1 minuto y una chica que tenía una pinta de olímpica que no podía ocultar. Anduvimos por la pista y disfrutamos de lo bien cuidado que está todo, es como si el tiempo se hubiera parado hace 100 años porque mantiene el aspecto de entonces. También nos echamos una foto en una placa donde se exponen los 83 records mundiales conseguidos en esa estadio, que tiene por el récord de tener número de récords. Dimos una vuelta por los alrededores para comprobar que la zona de la Feria del corredor está genialmente acondicionada y las zonas verdes de por allí son de ensueño. Regresamos por un campus universitario que era increible, de verdad, que nivel se gastan allí, y comimos en un pequeño restaurante, de no más de 5 mesas muy cerca del hotel, donde proliferan este tipo de locales y donde los estudiantes por 7 euros se ponen las botas. En nuestro caso nos las pusimos también con dos platos repletos de comida china en forma de tallarinas con verdura y pollo y de arroz, verdura y pedazo de gambas. He llenado las reservas de glucógeno hasta el borde, seguro. Hemos vuelto al hotel y aquí viene lo gracioso, hemos reposado un poco y hemos decidido salir a correr, pero comoquiera que necesitaba conocer una parte del recorrido, nos hemos ido por allí, y hemos disfrutado un montón, eso sí a poco menos de 7´el kilómetro. Precioso, de verdad. Finalmente nos hemos hecho 11 kilómetros, es decir 1 hora 17 minutos corriendo, a baja intensidad. No sé si ha sido muy prudente pero a mi me ha sentado muy bien, porque he dejado de sentirme turista para pasar a sentirme otra vez corredor.



Entre el Estadio y el Hotel había un montón de pequeños restaurantes para estudiantes