RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 31 de mayo de 2012

MIÉRCOLES 30: AH, ¿PERO TOCABA DESCANSO?

Sí, esto es lo que decía el planning, bueno, concretamente decía "Descanso: viaje a Estocolmo". El martes por la tarde, según lo previsto, cogimos el tren, en Atocha cogimos el autobús a Barajas, allí esperamos en la T1 a que nos llevasen al hotel, cenamos, nos comimos un helado que me sentó de muerte y a las 23:30 a la piltra. El bebe de lo2s de la habitación de al lado comenzó a llorar y me eché a templar, porque a las 04:00 teníamos que estar en pie y necesitaba descansar. Estaba totalmente deshecho y no costó dormirme, aunque, si que es cierto, el niño también dejó de llorar. A las pocas horas nos llevaron a la T2, facturamos y salida. El vuelo bien, emocionante, porque comenzaba la aventura. Ya en Frankfurt, de nuevo a esperar, y otro vuelo más hasta llegar a Arlanda a las 13:00 horas. Allí comenzó mi pelea con el idioma, ya que escribo mucho en inglés pero hablo poco. Lo primero comer en un local en el aeropuerto: bien, prueba superada, pero las tartas de chocolate suecas se atraviesan de manteca que llevan. Problemas para entender el idioma sueco en un expendedor del billete de tren que nos llevaría de Arlanda a Estocolmo, pero también bien. Viaje rápido en tren y a disfrutar del paisaje: impresionante el verde, los bosques y lagos. Llegamos a Estocolmo y enseguida reconozco las calles, no en vano me las he currado en el Google Earth. Llegamos al hostal en el que pasaremos el primer día. Aquí cuesta algo más entenderse con la recepcionista porque es inglesa y sesea una barbaridad. En cualquier caso llegamos a la habitación descansamos, bueno, y si no lo hicimos a nadie le importa, que eso es terreno privado. Y después toda la tarde para patearse un montón de monumentos, edificios, calles, locales. Increible lo bonita que esta ciudad, lo bien cuidada que está y cuanto verde tiene. No he visto en mi vida tal cantidad de palacios, iglesias, castillos y patrimonio en general, todo en una gran extensión, y salteado de canales y lagos, con barcos, yates, ferrys, ..y vayas por donde vayas merece la pena lo que ves. La cena en un buen italiano, el precio de una copa de vino prohibitivo, nada más y nada menos que unos 8 euros de media, pero los platos no eran muy caros. Después de todo eso, y tras pasar algo de frio, porque estábamos por debajo de 10 grados, de vuelta al hostal, y supercansados de tanto esfuerzo por hablar en inglés, andar, asimilar estímulos. Así que dormimos como angelitos. ¿Descanso?, digamos que descanso activo.







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