RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 11 de septiembre de 2011

UNA MEDIA MARATÓN DE PRUEBA

Ayer sábado tocaba hacer un test de ritmo en una media maratón, a su vez que probaba avituallamiento de glucosa cada 30 minutos. El circuito superaba la media, ya que se trataba de un recorrido de 21 kms y casi 700 metros, además tenía cierta exigencia ya que había varios puentes que subir. Así que cargué una botellita con 350 ml de agua con unos 40 gramos de glucosa y me dirigí a la vía de servicio de la A4 sentido Madrid. En el kilómetro 5, a la altura de la casa rural "Las Estrellas" tome varios sorbos, y he de decir que era muy molesto cargar en la mano con la botella (se me dormían los brazos, se derramaba el líquido por el tapón, no podía bracear bien, ...). A la altura de la gasolinera Shell que hay en el cambio de sentido, en el kilómetro 8 300 aproximadamente, volví a tomar varios sorbos y subí por el puente del cambio de sentido para luego bajar hasta de nuevo otro puente viejo que cruza la vía del ferrocarril. Al bajar el mismo y tras unos metros de camino se llega a una encrucijada de cuatro, en la cual cogí el camino de frente izquierda hasta llegar al kilómetro 10 donde volví a tragar unos sorbos de bebida. Desde ahí camino totalmente recto pero no liso hasta llegar a la carretera de Daimiel en el kilómetro 12 200 del recorrido, donde volví a avituallarme. Desde el kilómetro 28 700 de esta carretera hasta el kilómetro 34 600 casi 6 kilómetros de recta con algún que otro tobogán, y ya en el punto kilométrico 30, aproximadamente en los 13 y medio de mi recorrido, agoté el avituallamiento y tiré la botella, lo cual fue un alivio porque desde ese momento pude bracear con normalidad, aunque tenía dolorido justamente el brazo donde no había portado la botella. Sin embargo restaban aún 8 largos kilómetros sin tomar nada y aunque las piernas aún no iban mal, me constaba que esa larga recta es matadora. En el punto kilómetrico 33 y medio paré rapidamente para tomar un racimillo de uvas que me fui comiendo al reanudar la marcha, aunque las piernas ya comenzaban a pesar. Justo en el 34600 cogí el carreterín que lleva al polígono y allí me esperaba una cuestecilla de unos 300 metros con subida a puente de vía de ferrocarril incluida, y eso terminó por rematar mis piernas. Luego, tras tres minutos de recuperación bajando y llaneando recuperé un poco las sensaciones. Al llegar al polígono, de nuevo puente que cruza por encima de la A4, otro castigo para las piernas, este el último escollo, y tras bajar y llegar hasta la Avenida de las Tinajas, el trabajo ya estaba hecho. Sin embargo reconozco que en los últimos metros antes de llegar a casa iba pensando en mi incapacidad para continuar otros 20 kilómetros más para aguantar una maratón.

Tiempo total, 1 hora y 46  minutos, es decir a una media aproximada de 4 minutos 52 el kilómetro, para terminar los 21 kms y 685 metros del recorrido. La verdad es que no está mal, y firmaría ahora mismo poder ir a ese ritmo en la maratón (lo cual me llevaría a realizar 3 horas 24 minutos aproximadamente). El problema es que no me ví con posibilidades de mantener la máquina a ese nivel de funcionamiento muchos kilómetros más.

Puntos a favor: me queda aún mucho tiempo de preparación, tengo que regularizar y perfeccionar el avituallamiento cada media hora, y no es lo mismo la competición con más gente, que no yo sólo. Además no hice compensación durante la semana y apenas había desayunado antes de salir.

El tiempo irá diciendo

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