RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 19 de enero de 2018

SÁBADO 6: 21 KILÓMETROS EN LINARES. MUCHO FRÍO Y PEQUEÑO BACHE

El día de Reyes en Linares me lo tomé casi como un regalo y luego no lo fue tanto. Llegamos al pueblo de mi mujer ya tarde, a las 12:30, llovía y hacía un día desapacible por lo que ella cambió de opinión y no se calzó las zapatillas. Así me fui yo solo ha realizar el circuito que el día 25 de diciembre ya había hecho. Al principio no llovía mucho, y la pierna iba bien, con la idea de que ya había superado los problemas que había venido arrastrando, pero ya antes de llegar a las Garzas se puso a lloviznar y no me importó mucho. Iba bastante cómodo, la verdad. Por el camino hacia Radio Faro la lluvía y el frio ya eran molestos, y pensé ¡vaya regalo que te estás echando!. Subí la cuesta con molestias en el semimembranoso, que fue el músculo que comenzó a darme la lata antes de que la molestia acabase tornando al femoral, pero las molestias eran leves y no le dí más importancia, de hecho acabaron remitiendo. Alcancé las antenas con los dedos de las manos congelados y bajé hacia Linares por el Camino de la Virgen, cuando la lluvia ya era intensa. Me costó bastante llegar, pero muscularmente pasé la prueba, a pesar de la molestia inesperada.

21 kilómetros muy duros por las inclemencias.


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