RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 12 de septiembre de 2017

DOMINGO 10: 10,5 KILÓMETROS MUY DOLORIDOS

Madrugamos Merche, la peque y yo para poder estar en Ciudad Real a la hora prudente para recoger el dorsal de mi mujer, que calentase y disputase su media maratón, la decana, la 40ª Media Maratón de Torralba de Calatrava. Ya hablaré en una entrada concreta del desempeño de mi querida señora en la misma, porque la entrada que podéis leer ahora está dedicada a mi entreno (modus diario de runner). Así que tras el término de la prueba, la consiguiente hidratación y un poco de reposo y cháchara, regresamos a Valdepeñas y  me dio tiempo a calzarme las zapas y salir a correr (tenía pensado salir por la tarde, y de esta forma cumplí mi obligación antes de tiempo, llegando a la hora de comer.

Los 40 kilómetros del día anterior me habían dejado baldado, se notaba que había perdido la costumbre en las largas distancias; así que cuando tuve que dar el callo justo unas horas después no resultó nada fácil. En cualquier caso no se me pasaba por la cabeza realizar un entreno largo, como los desarrollados los dos domingos precedentes, y finalmente resultó también un entreno bastante mediocre en cuanto a ritmo, pero es que mis piernas no daban para más.

Necesité como 15 minutos para notar que las piernas fluían un poquito y mi empeñó estuvo en coger un poco de ritmo, algo que no llegué a conseguir en ningún momento. Pasé por el camino que bordea el aerodromo y lleva hacia la Carretera de La Solana, la crucé y regresé por el  Camino del Peral, donde hallé una buena oportunidad de apretar, y medio que lo conseguí pero con sensaciones muy regulares. En lugar de coger el carril bici, tomé el camino que sale a la izquierda y rodeé para aparecer por la Carretera de San Carlos del Valle a la altura de la parte de atrás de la ampliación del cementerio. No fue muy agradable el entreno pero fueron 11 kilómetros más que sumé, con la esperanza de que no vayan a saco roto. Ahora comienzan los días laborables: menos kilómetros pero más intensos.



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