RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 27 de noviembre de 2016

JUEVES 24: SIGUEN LAS MOLESTIAS PERO ME DEJAN CORRER

El jueves fue de esos días con la motivación bastante baja. El miércoles me había procurado un inusitado descanso y eso no ayudó a mi moral. Ya sabía que iba a ser otra semana de bajo kilometraje. Decidí hacer otro entreno corto, en esta ocasión por los Cerros de la Aguzadera, aunque alargando tramo en la parte final para que me salieran unos 10 kilómetros. La verdad es que desde que arranqué noté que la cosa iba mejor, me sentía relativamente suelto y el problema de mi articulación me dejaba correr. Bajé por la vía de servicio de la A4  a buen ritmo pero sin forzar en demasía y lo peor vino cuando cogí el camino, de no más de 1 kilómetro que me lleva al otro camino de vuelta: la zona estaba muy embarrada y me llevó a perder el ritmo y sufrir varios resbalones. El regreso fue mejor, pero en la cuestecilla la rodilla me molestó un poco más. Crucé el Camino de Membrilla y bajé hacia el Carril del Yeso donde pude tomar una buena cadencia y en el cruce de la "Finca de los Conejos", como así la tenemos bautizada, tomé a la izquierda por el camino que me lleva a la Salida del Peral. Las mejores sensaciones las obtuve en el último kilómetro, ya en asfalto y bajando, pero no pasará este entreno a la historía como de auténtico disfrute y vaciamiento. Muchas cosas que mejorar.


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