El domingo por la mañana hacía un día soleado y fresquito, de esos que uno no sabe si ir en manga corta expuesto a pasar algo de frío o por el contrario llevar camiseta interior y sudar de más. Opté por lo primero y no me arrepentí. Cogí el Camino del Peral y desde el comienzo me sentí suelto. Mi intención era realizar un entreno suave y tratar de olvidar lo ocurrido el día anterior, pero conforme hube calentado el cuerpo me fue pidiendo imprimir cada vez mejor ritmo, y eso hice. Afortunadamente las sensaciones fueron creciendo y la sesión fue derivando hacia una de esas en las que las cosas funcionan. Atravesé el Camino de Membrilla y tomé el camino que cruza los Cerros de la Aguzadera soltando zancada pero sin forzar de más, quería aprovechar un rodaje largo hecho a ritmo constante, claramente por debajo de 5´el kilómetro, lo necesitaba. Bajé hasta la Avenida de las Tinajas y tomé de nuevo la vía de servicio para ir al Parque Cervantes y de ahí a casa, siempre yendo con buenas sensaciones y sin molestias, ni digestivas ni musculares. Pude parar en la puerta de mi hogar con la sensación de que lo del sábado había sido un accidente y que con el entreno recién hecho había borrado del mapa las malas sensaciones y el mal fario del día anterior. 13,65 kilómetros, esta creo que es la fórmula para ir cogiendo confianza.
RELATOS
Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.
lunes, 14 de noviembre de 2016
DOMINGO 13: MENOS MAL QUE LA COSA FUE A MEJOR
Publicado por
JAVIER AYUSO
en
15:38

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Etiquetas:
ENTRENAMIENTOS
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