RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

viernes, 8 de julio de 2016

DOMINGO 3: MACROTIRADA DE 27,5 KMS CON MERCEDES. ASÍ SÍ QUE SÍ

El Trail de Doñana está aún lejos en el calendario pero la fase de adaptación al ultrafondo ha de ser larga para Mercedes. No es fácil para una maratoniana con tan pocos kilómetros como ella poder acometer pruebas tan largas de más de 8 horas de duración, así que el domingo tocó hacer la primera tirada de más de 25 kilómetros de una serie de tiradas que se irán alargando en kilometraje, hasta llegar, al menos eso espero, a los 45 kilómetros.

Con una voluntad y motivación unisitadas, o al menos que no recordábamos en los últimos tiempos en un entreno, salimos de casa dispuestos a comernos uno a uno cada uno de esos kilómetros. 



Y salimos rumbo a Sierra Prieta. El recorrido uno que ya conozco bien: entrar a Sierra Prieta, atravesarla y aparecer en el Moral de Calatrava. En la gasolinera de dicha localidad nos estaba esperando nuestra moto, que habíamos dejado la noche antes.



Desde el comienzo me sentí optimista y supe que iba a salir bien, a pesar del calor que amenazaba y que pronto comenzamos a sentir a pesar de salir a poco más de las 08:00. El ritmo no fue gran cosa, pero fuimos entrenando el peso (Merche por primera vez fue cargando con una mochila y dos botellas), también fuimos entrenando el hecho de beber y comer cada 15 y 45 minutos respectivamente, pero sin parar para ello, y sin apenas paradas técnicas hicimos el recorrido sin mucho sufrimiento en 3 horas y 15 minutos a reloj corrido, para un total de 27,4 kilómetros.

Sin duda que fue un magnifico entreno para irnos adaptando a las largas distancias. 

Ya voy sintiéndome optimista, pero con mayúsculas, con la evolución de mi estado físico tras el calvario de este último año. Parece como si las Mizuno Wave Rider hubiese sido la mejor medicina para mi otrora maltrecha cintura. Me sentí bien en todo momento, más allá del esfuerzo que hubo que hacer para cubrir la distancia, que tampoco fue muy traumático, ni tan siquiera para mi mujer (creo que tiene alma de ultrafondista).


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