RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 3 de agosto de 2015

LUNES 27: PROBANDO LA REFRIGERACIÓN DE MI MOTOR A 38 GRADOS

 

Juan Crespo en una de sus participaciones en cross, el tercero por la derecha.

Había sumado 56,5 kilómetros en tan sólo dos días, algo positivo, pero la parte negativa era el más que considerable dolor que llevo padeciendo en mi zona pélvica. Por ello pensé que liquidaría el lunes de la forma más expeditiva posible: yendo al parque a correr con el calor tratando de hacer interval y rezar para que no reventase en el intento.

El calentamiento fue suave, y consistió en el trote de ida al recinto más una vuelta al mismo. Justo cuando iba a comenzar los cambios me alcanzó un grupo de corredores que rodaba a buen ritmo, entre ellos Juan Crespo, quién se está preparando su primera maratón a pesar de llevar muchísimos años corriendo y atesorar muy buenas marcas en pruebas que van desde el  mediofondo hasta medias maratones. Pretende llevar un ritmo de 3´45´´ en la maratón, por lo que la marca que busca sería muy interesante para un atleta de 45 años: 2 horas 38 minutos. Espero que se le dé bien; desde luego la ocasión es ideal para exprimirse, ¡Berlín, la maratón más rápida del mundo!.

Pero yo, por suerte o por desgracia, estoy en otras batallas, así que dejé que me pasaran para unos metros más adelante comenzar con el primer cambio. A pesar de llevarlos a unos 120 metros de distancia los fuí alcanzando poco a poco de forma que logré sobrepasarles unos metros antes de terminar mi primer cambio de 500 metros. Decidí ir con ellos la otra media vuelta, algo que me costó porque aún me estaba recuperando del esfuerzo. El segundo cambio fue aún más rápido y más exigente; ya en ese momento la temperatura del ambiente había provocado una mala sensación que se unía al cansancio propio de mi esfuerzo, y es que los seres humanos estamos limitados a la hora de refrigerar los motores ante esfuerzos grandes cuando el calor aprieta. Aún así mi amor propio hizo que cogiera buen ritmo y dejase bastante atrás al grupo, a costa de llegar bastante fatigado al final del segundo cambio. La recuperación no fue tampoco a ritmo lento, así que las sensaciones lejos de mejorar fueron a peor, además el calor se me hacía insoportable. El tercer cambio lo hice ya sin fijarme como referencia el grupo de Crespo, y la verdad es que bajé un poco el pistón, aún así me costó bastante. El cuarto y último fue calcado al tercero, con una sensación muy mala por el calor, y pese a todo no fui mal en ningún momento de piernas. Al completar la quinta vuelta (cuatro de ellas en interval), cogí camino de casa a un trote lo más alegre posible dentro de un esquema de descalentamiento. Al final me salieron 41 minutos para 8 kilómetros, y si tenemos en cuenta que la mitad de los mismos fueron en calentamiento y descalentamiento, hace una idea del buen ritmo que llevé en los otros cuatro, de ahí que estuviera exhausto.

La pelvis me molestó un poco, pero en esta ocasión no fue un impedimento.




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