RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 27 de julio de 2015

SÁBADO 18: COMIENZO UNA DE LAS PEORES SEMANAS DESDE QUE EMPECE CON ESTO DE CORRER


Lo que aconteció el día 18 fue el comienzo de una de las peores semanas para mi en lo que respecta a este hobby que más que hobby es uno de los centros de mi vida. Hacía calor pero eso no era algo nuevo, no fui capaz de madrugar y no tenía ganas de correr (esto es lo preocupante). Para colmo iba a ser un fin de semana repleto de trabajo, con celebración de mi cumpleaños por medio y visita a mis suegros en Linares, demasiadas cosas para tratarse de los dos días de descanso de la semana. El hecho de no tener que correr la Maratón de Helsinki a tope (acompañaré en la misma a mi mujer) supongo que ha afectado negativamente a mi motivación. Entiendo que tampoco ayuda las molestias que vengo sufriendo últimamente en mi zona pélvica y que irradia hacia los adductores, algo muy raro en mi caso. El caso es que me puse a correr "sin la brújula" es decir, desorientado, como quien hace algo por obligación y sin sentir por qué lo hace. Cogí el Camino de Membrilla hasta el 7 a un ritmo medio, vamos que no iba levantando polvo precisamente. Cogí el camino que lleva al Hotel el Hidalgo y de ahí a casa por la vía de servicio; no hubo más, ni mejor. Algo menos de 15 kilómetros que en este caso quedarán en el recuerdo como el de un entreno sin ganas, y con molestias.

No me quito de la cabeza que a mediados de septiembre tengo la Madrid-Segovia  y no me veo dejándome la piel por los caminos madrileños, es más, comienzo a pensar que es probable que no pueda ni terminarla si no mejoran las cosas.

Pero bueno, el protagonista de este blog hace bastantes semanas que he dejado de ser yo y ha pasado a ser mi mujer y su gran reto de Helsinki. No nos pongamos excesivamente melodramáticos.


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