RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

domingo, 5 de abril de 2015

JUEVES 2: SUBIENDO AL PEÑÓN DE IFACH

Tras comer en Villena, continuamos nuestra ruta hacia Calpe hasta que abandonamos la autovía y comenzamos a hacer zig zags por carreteras muy sinuosas, tanto así que Merche se puso mala y tuvimos que parar para que pudiera recuperarse. Llegamos a nuestro apartamento y todavía nos dio tiempo a ir al spa. Tras esto, nos cambiamos y nos fuimos a correr, para no perder la costumbre. Hacía viento y casi frío, pero se podía ir en camiseta y pantalón cortos, al menos yo. Nos fuimos acercando al imponente Peñón de Ifach sin saber muy bien si se podría acceder para subir al mismo y de ser así, por dónde se podría. Seguimos a un runner al cual finalmente le preguntamos y nos dijo que se podía subir, pero que tuviéramos cuidado con la roca lavada (entonces no sabíamos a qué se estaba refiriendo). Encontramos el camino de subida y comenzamos la ascensión

Resultado de imagen de peñon de ifach









Al principio de tierra, y pronto se nos puso ante nosotros un camino de piedra que hacía continuos zig zags hacia la cumbre. Conforme subíamos veíamos gente que bajaba andando, e incluso un par de corredores que venían de lo alto, así que seguimos con lo nuestro, aunque a Merce le comenzó a costar la pronunciada cuesta. 

Resultado de imagen de camino subida peñon de ifach


Tras unos minutos intensos y muy buenos para nuestras piernas alcanzamos un tunel escabado en la piedra y decidimos entrar, pese a la oscuridad. Entendimos a qué se había referido el runner con lo de la piedra lavada, ya que el suelo de piedra resbaladiza estaba muy húmedo y las zapatillas se escurrían. Tras unos 50 metros caminando alcanzamos la otra parte del peñón y allí había un montón de gente contemplando las vistas. Estaba a punto de caer la noche y el camino ahora dejaba de ser tal, y sí una especie de senda muy pedregosa y abrupta, con lo que decidimos no seguir hasta la cima y dar media vuelta.

Bajamos con prudencia para no lesionarnos y disfrutamos un montón con las vistas en el anochecer. Ya allí abajo cogimos un poco de ritmo y fuimos por el paseo marítimo hasta el apartamento con la sensación de que habíamos disfrutado un montón nuestra pequeña excursión, de unos 7 kilómetros, calculo.

Lástima no haber llevado el móvil para haber echado unas fotillos.












No hay comentarios :

Publicar un comentario