RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 19 de febrero de 2015

MIÉRCOLES 18: DONDE LA NOCHE ME LLEVE ALLÍ SEGUIRÉ YENDO

Treinta y dos sesiones sin parar y cuando veo que se acerca mi récord de días seguidos siento que estoy más cansado, como cuando ves la meta cerca y te comienzas a agobiar, sobre todo si no vas bien del todo. Esto que lo diga la keniata Hyvon Ngetich que en la Maratón de Austín de hace unos días iba primera cuando le entró una pájara tremenda a 600 metros de meta y se vio imposibilitada para continuar de pie, teniendo que cruzar la meta a gatas. Dirán que tras quedar tercera con un tiempo de 03:04 lo hizo por el premio, pero yo casi diría que más de uno habríamos cruzado aunque hubiese sido arrastrando el culo con o sin premio. ¿Por qué alguién haría una cosa así?, para entenderlo tendrían que meterse en el alma de muchos corredores y he de partir del hecho de que ni yo mismo me comprendo cuando repaso las cosas que desde que corro he hecho, aún jugándome hasta la salud, así que mejor no tratar de buscar razonar cuando se trata de algo tan visceral como el espíritu de superación y de lucha de un corredor.



 

...Como venía diciendo, ayer por la noche no fui a gatas por los caminos y los sanitarios no tuveron que estar pendientes de mi, no llegué ni de lejos a ese extremo; el problema no lo tuve para llegar a meta, sino para tomar la salida: "tengo que salir a correr y no tengo ganas, pero por otra parte he de continuar, la rueda no puede pararse ahora". 

...Y sin embargo siempre me pilla desprevenido y me veo sorprendido cuando me llega ese sentimiento positivo que me asalta a los pocos minutos de haberme sentido tan forzado a hacer algo que no me apetecía hacer. Enseguida me ví en el camino hacia la Vega del Peral  cogiendo ritmo y yendo más rapido de lo que tenía previsto, y en un pis pas comprendía un día más que no había en este mundo nada mejor que hacer que justamente lo que estaba haciendo en ese instante. Sé que pronto va a llegar la primavera y será más fácil ponerse las zaoas, y mientras tanto espero que esto sirva para endurecernos y que forme parte del entrenamiento mental necesario para cuando llegue el día D. 

El viento me fue molestando hasta que llegado a la vega pude girar e ir más cómodo. Crucé el Peral metiendo una marcha más y apreté los dientes en las cuestas; de nuevo una sesión más en el que tiendo a terminar rápido. El viento a la espalda y la pendiente más favorable me permitieron coger buena marcha y pude llegar a casa en 1 hora y 3 minutos para 13700 metros, sacando una media que está siendo habitual hasta en los entrenos que no pretenden ser de calidad: 4´37´´, bastante más rápida la segunda parte, a 4´15´´ los últimos 4 kilómetros.

Hoy jueves vuelvo a especular con mi voluntad, de forma que ésta se rebela ante mi supuesta obligación: me he traido la mochila con la ropa de correr al trabajo dispuesto a salir a la hora de comer a correr un rato y doblar esta tarde; sin embargo mi pereza ha vencido en esta ocasión y he decidido dejarlo en una única sesión que se antoja exigente para tratar de conseguir la media que he me he marcado como necesaria de 90 kilómetros semanales. Por lo pronto llevo unos 64 y me quedan 26 en dos días.

En cuanto al tema muscular, lo del tendón de aquiles y el gemelo ya pasó afortunadamente a la historia pero ayer sentí algunas molestias en la zona alta de mi gemelo derecho, fruto, sin duda, del exceso de trabajo de intensidad, aunque creo que no es nada importante.








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