RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 10 de febrero de 2015

DOMINGO 8: Y MERCEDES SUFRE CON VISTAS A HELSINKI

¿Me preguntas la razón de por qué nos acaba ocurriendo?, no sé contestarte muy bien, pero sí puedo decir que esta enfermedad una vez contraida presenta unos síntomas claros y generalizados, no tiene fácil cura y casi siempre uno no se equivoca en el diagnóstico: "tienes la enfermedad del running metida en lo más dentro de tu ser", ¿qué te va a ocurrir? pues con casi toda seguridad sufrirás cierta obsesión por el entreno, algo de gustillo masoca, un placer inusitado en muchas ocasiones, por ejemplo tras un entreno sacrificado, grandes emociones que te harán sentir más vivo que nunca, como cuando van a dar la salida en la maratón tan esperada, frustración por doquier cuando no hay forma de salir a correr si esa lesión te impide entrenar y un montón de sueños con los ojos cerrados pero también con los ojos abiertos. ¿Qué puedes hacer para remediarlo?, yo te respondería con una pregunta ¿realmente te quieres curar?.

Eso le debe estar pasando a Mercedes en la que compruebo actitudes y sentimientos que yo ya he tenido y tengo; el caso es que el domingo tenía una de esas tiradillas preparatorias para su camino hacia tierras escandinavas, y es que aunque aún queda, Helsinki está presente en casa: en las cenas, mientras vemos la tele, cuando nos acostamos tras la dura jornada diaria..., ahí está ese "mecomoeltarro" pensando en lo que tengo que hacer y en lo que me espera. Por ello salimos a correr unos minutos pasados el mediodía no excesivamente abrigados porque el tiempo nos había dado por fin una tregua y aunque hacía algo de frío, no tanto como días atrás. El circuito era uno de esos de distancia cabal: ni más ni menos que 15 kilómetros, casi todo por camino, aunque el comienzo era por el Camino de Ruidera que está asfaltado. Ya me olía yo que la ida iba a ser dura para mi mujer, no sólo por la pendiente positiva, sino también por la brisilla que corría y que nos daba de frente. Así que los primeros 7 kilómetros se le hicieron casi eternos, aunque el ritmo propuesto era muy bueno para su adaptación: en torno a 6 minutos kilómetro. Viramos a la izquierda y seguimos subiendo justo por el mismo sitio por donde yo había pasado solo el día anterior (hasta ese momento el recorrido era exactamente igual que el del sábado). Pero cuando alcanzamos el camino que no sé como se llama, pero que yendo a la izquierda termina el Tanatorio y yendo a la derecha nos lleva a San Carlos del Valle, decidimos ir al primer destino mencionado pero no para velar un difunto sino simplemente para regresar a casa. La vuelta se hizo mucho más fácil por la pendiente y por el viento a nuestra espalda, y Mercedes comenzó a mejorar la media rápidamente. Así que de esta forma pudo completar su tirada en mucha mejor disposición y sensaciones que el domingo anterior, haciendo los 15000 metros en 1 hora y 28 minutos y terminando a muy buen ritmo.

A mi me sirvió justo para lo que buscaba con la sesión: regenerarme del esfuerzo del día anterior, y me encontré bastante suelto y cómodo.

 


No hay comentarios :

Publicar un comentario