RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

REFLEXIONES DE UN TÍO MADURO AL QUE LE DIO POR CORRER

A veces me pregunto cómo me hubiera ido si hace cuatro años no me hubiera picado ese insecto llamado running, o si aunque me hubiese picado yo ya hubiera estado vacunado con algún mejunge antideporte en modus "vertelenomoverteymuerepocoapoco". En estos increíbles meses he dejado atrás sacrificios, estrés añadido, amarguras, dolores y pataletas, pero también he atravesado arcoiris de raros colores que creí que no existían. Si algo puede definir en tres palabras este cuatrienio es "intenso y vivo". El hecho de tener ya cierta edad  a veces me hace dudar sobre lo correcto de mi empeño, pero he de decir que son dudas pasajeras puesto que mi alma necesita más de todo esto, y que siga conmigo. Y he aquí que finaliza otro año y comenzará uno nuevo con la ilusión de renovadas metas, jóvenes propuestas e inusitados retos; y a todo esto añadamos una nueva receta para la cena: la ilusión de Mercedes. Ahora cuando pongo las noticias y veo que hay tanto sinvergüenza y tanto chorizo suelto, en estos días que nos tocan vivir para comprobar que habitamos en el país de las cero oportunidades, es en este momento cuando más contento me agarro al único clavo ardiendo que tenía a mi mano, y ¡bendito clavo!. Que el mundo siga a lo suyo que yo seguiré a lo mío, porque hay muchos kilómetros qué dejar atrás aún.



No hay comentarios :

Publicar un comentario