RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 11 de enero de 2014

TRES PRIMERAS SEMANAS DEL PLAN ESPECÍFICO PARA LA MARATÓN DE SEVILLA

Queriendo ser fiel a la vieja costumbre de poner el plan realizado de la semana, voy a comentar qué tal han ido estos primeros días desde que regresé a correr tras 8 días de parón debido a mi microrotura. Estamos a 11 de enero y tras 16 días de entrenos estoy bastante satisfecho, por no decir contento, de la evolución tenida. Estos han sido mis entrenamientos:






El día 26 de diciembre, cinco días antes de lo aconsejado por Pedro, mi fisio, me puse de nuevo en marcha. No las tenía todas conmigo y los comienzos fueron muy vacilantes, pero muy suavito ya que no forcé. Entre el jueves y el viernes hice 2 horas en las que decidí meter algo de retrorunning por eso de que esta práctica fortalece los músculos antagónicos, justo donde tenía la lesión. Aunque no he leído en la red nada explícito sobre los beneficios de "correr para atrás" a la hora de recuperar lesiones de isquios, me dejé guiar por la intuición. Desde luego mal no me hizo, y me causó unos dolorcillos estilo agujetas que me indicaron que incluso corriendo no ejercitamos un montón de músculos que están ahí y que ayudan a equilibrar nuestro cuerpo.

Desde el día 23 de diciembre estaba de vacaciones, por lo que contaba con tiempo y eso siempre es importante, así que el fin de semana siguiente (28 y 29 de septiembre) decidí meter más kilómetros, aunque suaves y con algo de retrorunning nuevamente; conseguí hacer entre ambos casi 27 kilómetros. La inactividad se notaba y las piernas se quejaron: me comenzó a dolor el tibial de la pierna derecha, también el talón del pie izquierdo, sentía algo raro en los isquios, pero podía correr. Por otra parte, si durante la semana de inactividad, sin hacer nada llegué a perder peso quedándome en 60,5 kilos, fue ponerme a correr de nuevo y sentí que comencé a retener líquidos y a engordar, quizá también fruto de no estar trabajando y siendo fechas en las que los dulces no faltan. Nos fuimos a pasar al Fin de Año a Salamanca y el 30 descansé, pero el 31 me metí un buen tute subiendo un puerto largo y empinado, total casi 15 kilómetros, y ahí sentí que me había venido mal a mi lesión, sin embargo al día siguiente, primer día del año, pude correr casi una hora sin sentir grandes molestias y el día 2 visité al fisio, quien me dio un masaje intenso en los isquios y tras esto me regaló el alta, lo cual me hizo sentir muy feliz. Ese día no entrené tampoco, pero marcó un punto de inflexión, sobre todo a nivel de confianza. Al día siguiente, viernes 3 me marqué casi 20 kilómetros en lo que fue el prime entreno de cierta intensidad, porque los ritmos fueron otros, aunque llegué fatal muscularmente en los últimos 6. Estos eran los entrenos que me tendría que hacer coger la forma. En esa, mi segunda semana, había realizado 70 kilómetros, pero con sólo 5 sesiones.

El sábado 4 y el domingo 5 fueron algo extraños. Comenzaba la tercera semana, y se suponía que debía realizar una tirada larga, pero estaba cansado del día anterior, así que me fui al parque a hacer fartlek con gradas y tuve, como anécdota, el episodio del árbol que un poco más y me liquida. El domingo sí que hice algo más, allí en Linares, casi 15 kilómetros y me encontré bien, mejor muscularmente; el lunes salí con Mercedes para volver a realizar casi 11 kilómetros, el martes por fin realicé un entreno de los de antaño con una sesión doble, suave la del mediodía y más intensa la de la noche, donde hice interval en la pista, realizando 500 metros a ritmo moderado con descanso a trote lento de 300 metros; ese día hice 18 kilómetros y las piernas respondieron. Al día siguiente, miércoles realicé un entreno suave, de transición, pero metí cuestas con pendiente y las piernas volvieron a responder, eso sí, sintiendo el cansancio del día anterior. El jueves fue sin duda el mejor entreno de la semana y de lo que va de año, con un interval por los caminos a razón de 2´fuertes y 3´lentos, haciendo unos 13,5 kilómetros y sintiendo muy buenas sensaciones, y por último, ayer viernes terminé la semana con trote suave durante 67´ para completar unos muy aceptables 88 kilómetros, que me meten en la senda que buscaba.

En estos días he notado como se me adaptaba el cuerpo, me encontrado cansado pero siempre que me he puesto a correr me he sentido mejor, lo que me indica que he ido asimilando bien las sesiones; he regresado a mis 60 kilos largos, cuando el día 6 me había puesto en casi 63 frutos de los excesos navideños. Ahora viene lo peor porque no tengo mucho tiempo, tan sólo 44 días, donde he de incluir el tapering, que menos de 12 días, así que cuento con tan sólo 32 sesiones, es decir, cinco semanas, en los que me deberé encontrar muchos kilómetros y pocos descansos.

Necesito conseguirlo, necesito llegar bien a Sevilla. Muchos pensaréis que me presiono demasiado, pero si bien esto es cierto, lo hago desde una óptica egoísta, ya que necesito volver a tener buenos momentos como los de la primavera pasada. Si aquella vez conseguí encontrarme tan bien fue sólo fruto del esfuerzo, y si quiero repetirlo tendré que volver a pasar por el aro.








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