¡Hace demasiados meses que no compito sintiéndome bien!. La última vez fue en marzo, en la maratón del año pasado, en la mejor carrera que he hecho en mi vida. Dos semanas después bajé mi marca en el 10.000 en Minaya, pero no la disfruté por el viento y por la exigencia. Después hice una muy buena media maratón en Almagro, pero la hice tocado en los isquios, y tampoco la disfruté. Y desde ahí nada ha vuelto a ser el igual. Necesito que Sevilla traiga algo de lo de antes, porque ha sido un año duro de entrenos y he tenido demasiadas amarguras, aunque también buenos momentos. Por eso Sevilla debe tener un color especial: el verde de la esperanza.
RELATOS
Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.
miércoles, 29 de enero de 2014
SEVILLA TIENE UN COLOR ESPECIAL: EL VERDE DE LA ESPERANZA
Publicado por
JAVIER AYUSO
en
15:31

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UN POCO DE MI
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