RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 29 de junio de 2013

ANALIZANDO EL PLAN DE MANTENIMIENTO PARA LA MARATÓN DE MÁLAGA

Han sido 15 semanas quizá más complicadas de lo esperado. Comenzó todo tras terminar la Maratón de Roma y los días de descanso siguientes, de ahí que la primera semana no tuvo 7 días sino tan sólo tres, que sólo dieron para 17 kilómetros. En estas primeras sesiones las sensaciones fueron inmejorables, y mi estado de forma quedó refrendado en el 10.000 de Minaya, donde logré mi mejor marca en la distancia: 36 minutos 32´´ segundos, a 3´39´´ de media. Las tiradas largas de los sábados no eran muy exigentes ni de muchos kilómetros, como era lógico, y tampoco la intensidad del resto de entrenos. Entre la cuarta y la séptima semana, coincidiendo con un ligero aumento de la intensidad, comenzaron las molestias en mis isquiotibiales de la pierna derecha, que lejos de remitir con los días, fueron empeorando. Así llegué al 10.000 de Manzanares, donde tenía esperanzas de hacer buena marca, pero resultó un pequeño desastre, no achacable a las molestias, y sí quizá a mi bajada de forma y al calor. Me tuve que parar, y tras proseguir hice un poco más de 38´. Después vino la Media de Almagro, con las molestias consolidadas llegué bastante tocado a esa prueba, la cual se me dio bastante bien haciendo 1 hora 22´ 06´´, pero lo peor fue correr en esas condiciones, acabando muy tocado. Lo que fueron molestias pasó a ser lesión. La siguiente semana no descansé y conseguí hacer unos renqueantes 61 kilómetros (se hizo muy duro tratar de correr con ese dolor). Sin embargo, a la semana siguiente la pierna respondió y logré realizar más de 93 kilómetros y recuperé sensaciones, sin forzar demasiado. Desde ese momento las molestias remitieron bastante y logré seguir con lo planificado, sin tener que competir al 100%, y si para mi mujer, a la cual le he estado haciendo de liebre.

En estas semanas he tratado de conseguir una media semanal de 75 kilómetros. Seguir con el interval, fartlek, algo de series, tiradas que nunca han llegado a los 24 kilómetros, salvo el entreno de montaña de 30 kilómetros que hice hace dos semanas. También he seguido metiendo cuestas y algo de gomas y gradas. En general debo estar satisfecho, porque ahora comienza el verano y mi plan de fuerza, todo para garantizar una base muscular que permita llevar a cabo el plan específico allá por finales de septiembre.


Esta ha sido la evolución de los kilómetros semanales:












Y este ha sido el plan:

























Un total de 1090 kilómetros, a una media semanal de casi 75 kilómetros. Ahora vienen las curvas, porque en verano todo se hace más complicado y tocará forzar más la máquina muscularmente. 

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